¡Piojos! ¿Qué tenés en la cabeza?

Mitos, realidades, tips y tratamientos para darle batalla a estos verdaderos vampiros microscópicos.

Con la llegada de las clases, también lo hacen los visitantes menos esperados y queridos: los temidos piojos.

La pediculosis es una enfermedad producida por estos insectos parásitos y afecta sin distinción de raza o condición social a la población mundial los 365 días del año.

Los chicos son los más proclives ya que juegan o desarrollan actividades donde el contagio de cabeza a cabeza se propaga fácilmente por la cercanía.

Los piojos son insectos hematófagos, una especie de “vampiros mínimos” que se alimentan de la sangre humana.

Como bien explica la médica dermatóloga-pediátrica Silvia Moreno “se trata de una ectoparasitosis (dermatosis parasitarias ubicuas y contagiosas, entre las que destacan las pediculosis) que tiene un sentido ya epidémico en nuestra población. La pediculosis se facilita por el contacto de cabeza a cabeza, sobre todo en niños. Es importante destacar que estos parásitos no saltan, sino que caminan por lo que requieren de un contacto directo”.

Entre los síntomas visibles que se perciben, “el chico presenta prurito (picor) y posteriormente lesiones a nivel del cuello (costrosas) que pueden infectarse, haciendo no sólo que tenga la enfermedad, sino  también la infección producto del rascado”, explica la profesional.

El proceso. Las hembras son más pequeñas que los machos, pero cualquiera de ellos se moviliza rápidamente por el cuero cabelludo (puede avanzar hasta 23 cm por minuto).

Cuatro mitos parasitarios

 1. El entorno de un niño con piojos es sucio. Falso. La suciedad no determina la presencia de piojos, están presentes en cualquier ámbito en el que puedan alimentarse, esto es, en cualquier ser humano.

2. Todas las infestaciones de piojos manifiestan síntomas. Mito. Muchas personas son asintomáticas a la infestación de piojos. Por eso, cuando se detecta presencia de piojos o liendres en un integrante del hogar, se recomienda la revisión de todos.

3. No existe riesgo en el uso indiscriminado de pediculicidas. Mito. La automedicación, su uso sin seguir las indicaciones del prospecto, su ingestión y, en algunos casos, el contacto del producto con la piel puede provocar intoxicaciones. El 14.42% de las consultas en el Servicio de Toxicología del Hospital de Niños se deben a pediculicidas; la mayoría de estos productos contienen algún tipo de veneno.

4. Un tratamiento con champú o pediculicidas es suficiente porque matan al piojo y a las liendres. Como los piojos se han vuelto resistentes a las permetrinas (repelentes de piojos e insectos) y además no matan las liendres, luego de hacer el tratamiento, es indispensable el uso del peine fino todos los días.