Roland Garros: Schwartzman empezó con un sólido triunfo su campaña en París

De pronto, Diego Schwartzman es una figura. Instalado en el puesto 12 en el ranking mundial, en Roland Garros cotiza aún mejor: es el número 11. Hace muy bien su trabajo: ni respirar puede el local Calvin Hemery, surgido de la clasificación, contra los envíos a las esquinas. Diego vuela con sus piernas: gana por 6-1, 6-3 y 6-1, pero el resultado y la contundencia quedan a un costado. “Los que están arriba, tienen todo tipo de comodidades, como por ejemplo yo vivo prácticamente acá, practico en las mejores canchas. Hay mucha diferencia entre las pistas y en los traslados si no podés entrenar acá. Ir, volver. Los regalos., a los primeros 16 les dan un montón de cosas. En los principales torneos siempre tratan muy bien a los de arriba, algo que podrían hacer con todos”, reflexiona Diego, en el juego de las diferencias entre ricos y pobres, si se permite la licencia.

“Sé que pasa en todos lados. Acá estamos hablando de que todos estamos en el mismo torneo. Ojo, lo entiendo: a Nadal no lo van a sacar del club y está perfecto. A mí me daría no sé qué., decir, no sé ‘che, Nadal está entrenando dos horas acá.’, ojo, está bien. Ganó diez veces y debería ser el dueño de todo. Y así, hay 15 tipos que viven así. Las diferencias están, se ven”, compara el porteño, que atraviesa la mejor primavera de su carrera, en sintonía con el clima de París.

No cierra los ojos. Mira todo lo que hay que ver. “Pensá en los jugadores que están 40, 35, que están ahí nomás. Es otro esquema por completo el día a día. Ojo, te repito: ellos se lo ganaron”, explica, con la mezcla exacta entre la alegría y el rechazo. “Lo disfruto. Pero, a veces., hace un par de días me regalaron una Tablet; a los otros no se las regalaron. Son cosas que pasan. No hay necesidad, si le podés regalar tablets a 40 tipos.”, se angustia. Al rato, sugiere: “Me parece que la puedo regalar”.

-Porque, además, tal vez vos vuelvas a estar con el otro grupo en un tiempo. Con los de abajo.

-Exacto. Es durísimo. Hay un estudio que asegura que la cabeza del ser humano se acostumbra a lo que tiene cada cuatro meses. No se conforma cuando debe volver a empezar desde abajo.

El caso Kicker -sobre todo- y la situación de Federico Coria, en un segundo término, también lo hace reflexionar. “Son amigos míos. No estuve en esos partidos, no sé en profundidad del tema. No debería haber una razón para que pasen estas cosas. Hay muchas cosas que la ATP debería mejorar, para que los jugadores ni siquiera piensen en eso. Más allá de eso, ni hay que pensarlo. Son dos casos distintos: Fede no está sancionado. Muchas veces, en este caso, está mal: si alguien viene a ofrecerte o amenazarte para hacer algo malo, es fuerte sancionar a la víctima”, entiende.