Abel Ayala :“Hay algo de la marginalidad que gusta”

Protagonista de “El Marginal”, que hoy estrena su segunda temporada en Netflix, el actor nacido en Gonnet debutará en el Coliseo Podestá con “El búfalo americano”, junto a Claudio Rissi y Roly Serrano

Nacido hace treinta años en La Plata, “en un hospital de Gonnet”, Abel Ayala se muestra entusiasmado con las ventanas que puede llegar a abrir el desembarco desde hoy en Netflix de la segunda temporada de “El Marginal” de la que volvió a formar parte, como el misterioso y desconfiado César, uno de los líderes de la Sub 21, un personaje que, reconoce, “tiene mucho para dar” en la tercera entrega de la exitosa serie de Underground, que todavía no está confirmada oficialmente, pero de la que mucho ya se habla

Tímido y de bajo perfil, Ayala, que vivió hasta los 9 años en Berazategui, en el seno de una familia con secretos que, quizás por vergüenza, quizás porque no había otra posibilidad, fue criado por sus abuelos como padres aunque su verdadera mamá, en realidad, era su hermana, tomó luego la calle, esa que se había convertido en su amiga y en la que solía moverse con una celebrada libertad.

Vivió en las formaciones de Constitución, sufrió el frío y las golpizas de pibes de su edad y más grandes, tuvo hambre y cuando no pudo más, recién ahí, pidió ayuda. Así fue como llegó a “El arca”, el hogar para niños de la calle en el que sintió por primera vez calor de hogar, y en donde vio pasar el tren de su vida, llamado Desanzo.

Desanzo, Juan Carlos, el director de cine, buscaba un niño con las característica de Abel, y recorría refugios, institutos de menores, cárceles tratando de dar con el indicado. Vio a 1500 chicos pero el aura que quería la halló en él. “El Polaquito” (2003) fue la película por la que ganó los premios Cóndor de Plata a Revelación masculina y la Silver Apple al mejor actor en el Festival de Cine latinoamericano de Nueva York. Y la película, claro, por la que hoy es actor.

Tras “El Polaquito” llegaron otros proyectos, como la cinta española “El niño de barro”, donde interpretó al petiso orejudo, y en donde compartió elenco con Maribel Verdú, de la que mucho aprendió observándola en silencio. Después hizo de Maradona adolescente, en el filme del italiano Marco Risi, y hasta trabajó con Ricardo Darín, en la película española “El baile de la Victoria” (2009), de Fernando Trueba.

CON DARÍN RODÓ “EL BAILE DE LA VICTORIA” (2009), DE FERNANDO TRUEBA

Esa experiencia, que le permitió estar en el momento y en el lugar indicados, le abrió la posibilidad de vivir un tiempo en Europa, en donde fue parte de otros interesantes proyectos que lo llevaron a trabajar además en Islas Canarias, Italia, Francia, Portugal, Chile y, en nuestra ciudad también, siendo parte de “Grité una noche”, de Adrián García Bogliano, entre otras producciones.

ENTRE “EL GUACHÍN” Y “EL MARGINAL”

EN 2003, ABEL PROTAGONIZÓ “EL POLAQUITO”: UNA BISAGRA EN SU VIDA

Tras su regreso al país, en el que se instaló con su mujer y su hija mayor Paloma (después llegaría la más chiquita, Amanda), fue parte de la exitosa ficción de Pol-Ka para El Trece “Sos mi hombre”, en donde le dio vida al entrañable Diego Armando “Guachín” Carrazco, un pibe humilde y sin filtros del Delta Boxing Club que sufría por un amor no correspondido.

En el último tiempo fue parte de otros proyectos importantes de tevé, como “El legado de Garibaldi” (Canal 9) y, más recientemente, “El Maestro” (El Trece), donde interpretó al novio de Luisa (Carla Quevedo). Hasta que Sebastián Ortega le golpeó la puerta y lo invitó a ser parte de “El Marginal” (2016/2018), el exitoso producto que, tras su estreno en la TV Pública, con el doble de rating de su primera temporada, hoy desembarca en el gigante on demand, contando el ascenso de los Borges en la prisión.

“No soy de analizar mucho, dejo que las cosas sucedan. No me detengo a analizar qué tiene de particular, o cómo fue, o cómo lo viví. Son procesos que no los voy desglosando, uno los va viviendo y punto”, dice un contundente Ayala sobre el fenómeno televisivo del que, por estos días, todo el mundo habla.

“Estamos todos muy contentos. Muy agradecidos de que la gente esté tan encantada con el producto, y que esté la posibilidad para hacer una tercera temporada”, reconoce, en relación a la locura que generó la serie tumbera que, tras una tibia entrega emitida hace dos años por el canal estatal, se estrenó en Netflix generando un boom de audiencia que se reflejó en la emisión de la segunda parte.

¿Cuál es la clave del éxito? Para Abel, que tiene innata esa naturalidad que exigen este tipo de papeles, “hay algo de la marginalidad que gusta. Pasó con ‘Okupas’, con ‘Tumberos’, ‘Un Gallo para Esculapio’. Preo creo que ‘El Marginal’, en particular, tiene una cosa que atrae y es el tema de las bandas, las disputas, las tensiones. Hay algunos personajes claves que han ganado el corazón de la gente. Hay una mezcla de amor y odio por algunos personajes que van cambiando de capítulo a capítulo”, analiza.

Tiene, además, esta ficción, según el joven actor, que la semana pasada contó su dura historia de vida en el programa de Andy Kusnetzoff, “historias que son muy atrapantes, como la llegada de los Borges a la cárcel, o la conformación de la Sub 21, por ejemplo. Hay muchos condimentos que son interesantes”.

Dentro de los más picantes, por caso, se encuentra su personaje, César, del que poco se sabe. “No se sabe nada, si tiene novia, mamá, papá. Por qué está en la cárcel, hace cuánto tiempo, si se va a ir algún día. En la segunda temporada fue más bien un personaje observador, un personaje que estuvo como muy expectante, atento a lo que iba pasando. Es un personaje que se puede explotar mucho”, sostiene sobre su criatura, a la que “los Borges cagaron siempre”, se ríe, poniendo el eje en los engaños que sufrió de la banda de los protagonistas (Nico Furtado, y Claudio Rissi), algo que vislumbra como “una buena ventana para generar una revancha el día de mañana, para torcer la vara para el otro lado, porque en las dos temporadas salimos perdiendo”.

Ayala es íntimo amigo de Rodrigo Mora, delantero de River, y a quien lo incentivó para que sea parte de una de las trifulcas de los presos del capítulo final de la última parte.

“Un día, tomando mate en la casa de él, me dijo ‘a mí me gustaría estar’. Y yo le dije ‘si querés hablo, y vamos’. Pero me dijo que no, porque es muy tímido. Y quedó ahí. Pero un día se dio la oportunidad de que venga a ver la filmación del último capítulo y cuando llegó todos estaban re felices, había muchos fans del fútbol, y en un momento le dijeron ‘te querés meter entre la multitud’, y primero no quería, pero lo convencí y se animó”. Mora aparece en un paneo de pocos segundos, en medio de una disputa entre presos, dando y recibiendo trompadas y cuchillazos.