Aspectos psicológicos de la obesidad: “Con la boca llena… no se habla”

El tratamiento de la obesidad se ha basado en dos pilares fundamentales: la reducción calórica y la incorporación de actividad física.

Por Lic. Viviana Lasagni y Lic. Romina Palma (*)

Sin duda, estos aspectos son fundamentales para lograr un descenso de peso, pero no debemos dejar de lado los aspectos psicosociales y culturales, ya que estos juegan un papel decisivo en el origen y mantenimiento de la obesidad.

La Lic. Viviana Lasagni, psicóloga bariátrica a cargo del sector de salud mental de Centro Quirúrgico de la Obesidad (CQO), refiere que no se han encontrado estructuras de personalidades propias de los sujetos que presentan esta patología, aunque mediante el rastreo bibliográfico y la experiencia profesional se podría decir que existen tantas obesidades como personas obesas.

La obesidad mórbida tiene causas psicológicas, pero también consecuencias psicológicas. Quien padece esta enfermedad se ve envuelto en un sinfín de dificultades como limitaciones en las actividades de la vida diaria,  baja calidad y menos expectativa de vida… Pero por sobre todo, existe un gran sufrimiento interior que sólo sabe de él quien lo padece. Creer que la persona con obesidad es “feliz” es un mito.

También se observan dificultades en la salud psíquica y emocional, ya que su autoestima es muy baja, sus relaciones interpersonales son escasas, su vida sexual se ve afectada, aumenta el dolor físico -en especial en las articulaciones- y su salud social se ve disminuida por la discriminación social y por múltiples barreras arquitectónicas que deben atravesar, como por ejemplo asistir a un espacio socio-recreativo con sillas inadecuadas, medios de transporte inaccesibles, etc.

Por lo general, estas personas son los que menos trabajos encuentran y con menores salarios, aún teniendo una mejor capacitación o formación en muchos casos. Estos aspectos, sin lugar a dudas, repercuten en la salud psíquica de la persona, que en muchos casos han generado esta enfermedad desde etapas muy tempranas de la vida.

La Lic. Romina Palma, especialista en psicología bariátrica de CQO, pregunta al respecto… ¿Qué comemos cuando comemos?. La comida evoca en nosotros un valor simbólico y emocional que va más allá de valor nutricional. De hecho, si vemos una torta con crema y bien decorada la vamos a asociar automáticamente a “festejo, celebración, alegría, etc.”. No vamos a registrar, en primera instancia, hidratos de carbono, proteínas o vitaminas. La comida evoca en nosotros sentimientos y emociones, es por eso que eliminar determinado alimento por momentos resulta muy difícil, por más que nuestra lógica indique que no debemos comerlo, nuestras emociones no dicen lo mismo.

Los circuitos emocionales primarios participan en la conducta del comer; cuando la psiquis no direcciona bien la información emocional y no procesa sus contenidos, genera sensaciones de ansiedad que las personas solucionan comiendo. Esta “ansiedad” tiene que ver con sentimientos de rabia, tristeza, aburrimiento o vacío. La solución de comer en vez de elaborar estas sensaciones indica que existen ciertas zonas psíquicas no desarrolladas (Cordella M. 2008).

Las dificultades con la comida hablan de nuestro mundo emocional. Son síntomas que nos avisan de la existencia de conflictos internos y ponen de manifiesto dificultades con lo que sentimos. Las luchas internas son calladas, con frecuencia a base de llenarnos la boca de comida para no pronunciar palabras cuya carga emocional puede asustarnos; palabras que se refieren a cosas que no nos permitimos sentir. Al focalizar toda nuestra atención en el peso, negamos la angustia que nos produce nuestro mundo emocional. Es más fácil controlar la balanza que el psiquismo. En algunas ocasiones se precisa acudir a una psicoterapia para aprender a utilizar otros ingredientes afectivos que alimenten mejor nuestro mundo emocional (Menéndez, I. 2007).

Es fundamental conocer el estado psicológico de una persona con obesidad, ya que su óptimo tratamiento psicológico y/o psiquiátrico ayuda a favorecer el tratamiento y en consecuencia el descenso de peso.

La obesidad es una enfermedad crónica, compleja con múltiples causas, que se controla realizando un tratamiento multidisciplinar y cambiando hábitos de alimentación para siempre. 

La Lic. Palma manifiesta que es altamente importante el tratamiento psicológico, ya que este abordaje pretende que la persona se vincule con la alimentación desde un lugar más saludable. La persona debe comprender que inicia un tratamiento para estar “más sana”, no sólo para “estar más flaca”. De esta manera se logrará mayor adherencia al tratamiento. Desde esta perspectiva se trabaja con indicaciones conductuales, a fin de favorecer la adhesión a un plan de alimentación saludable. La persona debe “llenarse de vida, no de comida”. 

Agrega la Lic. Lasagni que no debemos caer en el error de culpar a la “voluntad del paciente” de no poder lograr los objetivos propuestos, ya que de esta manera caeríamos en el error de creer que una enfermedad crónica se puede manejar solo con voluntad. A estas personas no les “falta voluntad”, les falta un abordaje completo en el cual se aborden los aspectos nutricionales, físicos, clínicos y psicológicos que generan y perpetúan la obesidad y el sobrepeso. Es nuestra obligación poder entregarles herramientas que los ayuden a controlar la enfermedad, entendiendo que pueden aparecer recaídas y ante esa situación se deberán plantear nuevos objetivos.

Las “ganas de comer” van más allá del “hambre”. Hay una necesidad de llenar un vacío que no alcanza con la comida. La persona con obesidad no debe aislarse, sino salir a buscar ayuda psicológica y reconstruir un proyecto de vida, analizando cual es el deseo interno que no se permite ver. A veces el comer tapa la angustia y esto lleva a “estar lleno” pero “no satisfecho”.

Es necesario que este tema se trabaje con la familia, en los ámbitos escolares y otros, a fin de favorecer una sociedad más inclusiva basada en el respeto, y generar espacios para que estas personas no queden excluidas. A veces las personas pueden “saber” pero no se sienten en condiciones de pedir ayuda especializada. Por eso es importante ayudar y acompañar a quien se encuentra en esta situación y en todas las edades de la vida. Es tiempo de empezar a manifestar lo que realmente se desea y no callar con comida el deseo.

(*) Diplomadas en Psicología Bariátrica. Miembros del Equipo de Centro Quirúrgico de la Obesidad.