Cómo detener el motorcito de la ansiedad

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En estos tiempos en los que el año “se nos viene encima” con la ansiedad, con el cansancio y el estrés, es recomendable saber algunas pautas de la meditación

Nuestra mente está en contante ebullición. Si creemos que somos eso que pensamos, las filosofías orientales tienen algo para decirnos. Y es Mónika Correia Nobre, instructora de meditación, la que apunta algunas pautas que ofrece la sabiduría oriental para frenar los excesos de exigencia que nos llevan al estrés.

Diálogo interno: dícese de esa voz que permanece activa en la mente, aunque nuestra boca no emita sonido. Para muchas tradiciones chamánicas y orientales, esa actividad constante podía ser tóxica, venenosa o alienante.

Como parte de un entramado mayor, nuestra mente funciona armando líneas de pensamientos como olas en el interior, que fluyen de manera constante. Es súper habitual conversar con nosotros mismos, analizando, sacando conclusiones y adelantándonos a lo que vendrá. En esos diálogos internos conviven distintas voces (positivas o negativas). Según el estado emocional o anímico que tengamos, y hasta por cuestiones físicas y químicas del organismo, variará la intensidad del movimiento mental generado.

Podemos experimentar una catarata de palabras, reflexionar con mucha tranquilidad o gozar de unos instantes de silencio. Tanto influye esto en nuestro bienestar, que los antiguos se han dedicado a estudiar estos comportamientos, le han llamado “parásito o “diálogo interno” a esa voz interna que muchas veces nos distrae de la observación de la realidad concreta que nos rodea.

La mente, la consciencia y las emociones

La mente utiliza un vehículo de proceso y almacenamiento de la información que es el cerebro.

Además de la mente existe la conciencia individual, un “yo” que opera por sobre todo. La conciencia es la parte mental asociada con la voluntad de la persona y es la que decide con cuáles de esas líneas de pensamiento que la mente propone, se va a continuar el diálogo.

Elije sobre qué tema se va a conversar, qué asunto se va a analizar. En ese sentido la conciencia es el estado superior de la mente concreta. Claro que durante mucho tiempo podemos pensar que estas partes que trabajan coordinadamente son lo mismo, pero no es así. Buena parte del entrenamiento en meditación es acerca de diferenciar estos dos aspectos de “uno mismo”: uno es automático y el otro es voluntario.

La mente utiliza pequeñas cantidades de energía en cada uno de los pensamientos que crea. Si esos pensamientos están en fuga permanente, desperdiciaremos buena parte de la energía de nuestro cuerpo: aquella que utilizan los pulmones, el corazón, los riñones y todos los órganos para funcionar.

Si sumamos a esto el componente “emoción” según el tipo de pensamiento evocado, nos damos cuenta de que también se nos fuga energía de esa manera. Si tenemos un pensamiento de catástrofe, disparamos la emoción “miedo”. Lo cual implica otra demanda energética mayor. 

Esto lo podemos observar cuando pensamos o nos juzgamos negativamente sobre algo, por ejemplo: “no voy a poder hacer ese recorrido”, entonces, puede que ni lo comencemos ya que la frustración anticipada limita la acción. El diálogo interno construye realidades que viviremos irremediablemente y la única manera de dirigir ese diálogo hacia el lugar correcto positivo y creativo es observarlo y modificarlo desde su gestación.

El arte del “acecho”

Una de las forma de avanzar positivamente en el diálogo interno es a través de la llamada técnica del “acecho”, para lograr cambiar el punto de encaje de su mente y así llevar el fluir de los pensamientos hacia el lugar que deseaba.

“Acechar” es prestarle atención a nuestro interior con la misma actitud que tendría un cazador o un pescador: serenamente y expectante. Observando el fluir del pensamiento como si se tratara del tráfico en la avenida, o como si se lo viera de lejos.

En esa actitud podemos descubrir los pensamientos que nos enredan, que nos llevan lejos de nuestros objetivos, o que nos dejan pegados a antiguas problemáticas o peleas con otras personas.

Y cambiarlos o simplemente “apagarlos”. Lo que se obtiene con esto es un“estado de alerta” que permite estar más atento al entorno y sus posibles peligros u oportunidades.

Esa primera fase del darse cuenta lo que habita en nuestra mente es fundamental para comenzar a modificarla.

Desde India, las enseñanzas de Patañjali

La siguiente fase está claramente explicada en los Yoga Sutras de Patañjali, allí se describen cuatro tipos de personalidades que podemos reconocer fácilmente, ya que viven en nuestro interior. También las podemos observar en otras personas que pueden estar transitando estos mismos estados.

Los cuatro tipos de personalidades o de estados mentales son: la persona feliz, la sufriente, la virtuosa y la no virtuosa. Los Sutras nos dan herramientas que hay que cultivar para resolver y estabilizar nuestro interior durante el encuentro con esas personas o con esos personajes internos que nos habitan.

Hacia la persona feliz la actitud a tomar es la amabilidad.

Hacia la persona sufriente la actitud a tomar debería ser la compasión.

Hacia la persona virtuosa la actitud a tomar es la buena disposición.

Hacia la persona no virtuosa es buena una actitud de neutralidad.

Herramientas de meditación

Con la práctica de meditación podemos mejorar la calidad del diálogo interno utilizando algunos apoyos para focalizar la conciencia en pensamientos que sean positivos y productivos.

Las herramientas típicas de la meditación son:

Utilizar la respiración como anclaje de la conciencia cuando el tipo de pensamiento no es el deseado.

Enfocarse en la percepción de las sensaciones que vienen del entorno tales como los sonidos, los aromas o la forma en que se mueve la luz en una planta o un paisaje, a modo de anclaje de la mente. Enfocarse en cualquier cosa que resulte placentera para observar.

Visualizar un estado de paz relacionado con la luminosidad interior, permanecer en esa alegría.

Observar permaneciendo alejado del tráfico constante de los pensamientos que fluyen, sin identificarse con ninguno.

Durante la meditación el silencio interior se puede ir estableciendo de a poco. Al principio unos pocos segundos de paz interna son fáciles de hallar y sólo con observarlos se pueden sostener por más tiempo.

Una mente positiva

Una mente positiva y el silencio interior son la base creativa que abre la puerta a mayores beneficios para la vida cotidiana.

Cuando la mente se maneja en extremos de todo o nada, encontrar la parte positiva y ponerla en primer plano.

Cuando la mente descalifica la actitud positiva, soltar la burla interna y enfocarse en la alegría.

Cuando la mente generaliza todo, destacar la parte original y personal de la cuestión.

Cuando se hace interpretación negativa, buscar inmediatamente una afirmación positiva y repetirla dos veces.

Cuando se toma todo personalmente, salirse del centro del mundo y leer la situación con objetividad.