Inicio Salud “Tenía sexo siete veces al día”. Una ninfómana recuperada cuenta su experiencia

“Tenía sexo siete veces al día”. Una ninfómana recuperada cuenta su experiencia

La editora Nadia Bokody sufrió adicción al sexo justo después de divorciarse. Hoy, se anima a relatar las situaciones terribles que la llevó a vivir su enfermedad.

Casi siempre las relaciones sexuales se relacionan con el placer, son algo positivo. Pero todo aquello que se vuelve adicción termina convirtiéndose en nocivo y puede llevarnos al límite. Esto le pasó a la editora de la revista She SaidNadia Bokody, quien se animó a contar que llegó a tener relaciones con siete hombres  diferentes en un día.

Según un estudio publicado en el Journal of Sexual Medicine la ninfomanía afecta a tres de cada cien mujeres y tiene que ver con no poder controlar la pulsión sexual. En esta línea, el sexólogo de la Universidad de California, Rory Reid, define la adicción al sexo como la falta de control sobre uno mismo, un impulso que nos lleva a mantener un elevado número de relaciones sexuales que, posteriormente, nos hacen sentir mal. “Las personas adictas tratan de corregir sus comportamientos sexuales pero no son capaces, por lo que se sienten frustrados y fuera de control”, explica el investigador.

Esto sentía Bokody justo después de divorciarse. “Llegó un punto en el que estaba afectando seriamente a mi capacidad de seguir con el día a día”, cuenta al Daily Mail. Mientras explica que su patología la llevó a no poder concentrarse en el trabajo.

“Todo empezó cuando me fui a almorzar con alguien a quien acababa de conocer en internet para tener un encuentro casual”, comienza relatando Bokody, quien explica que eso se le hizo una rutina y dejó de generarle emoción: “Mis encuentros sexuales se hacían solitarios y vacíos, me di cuenta rápidamente que eso no me llenaba en absoluto”, recuerda.

La mujer llegó a tener entre cinco o seis encuentros en un día. “A las mujeres nos han metido en la cabeza que los hombres siempre quieren sexo, están sexualmente hambrientos y siempre quieren hacerlo”, sentencia.

Los mandatos sociales y su infancia sin un referente masculino repercutieron en su vida de forma negativa, si un hombre se negaba a acostarse con ella se sentía muy angustiada. “La primera vez que un hombre me dijo que no quería hacerlo me sentí fatal, pensé que debía haber hecho algo muy malo. Me vinieron a la cabeza pensamientos del tipo ‘soy poco atractiva y demasiado aburrida’”, asegura.

Nadia es editora de una revista femenina, lo que la lleva a estar muy informada y vinculada con las cosas que le pasan a las mujeres. “No creo que necesites ser una adicta al sexo para tener esos pensamientos. Los chicos sobrellevan mejor el rechazo, pero las mujeres siempre deben seducir y si no lo consiguen, se sienten mal por ello“, denuncia.

Como toda adicción, la ninfomanía la llevó a cometer todo tipo de locuras en pos de satisfacer sus deseos. “A menudo, llevaba a los hombres a mi casa, lo cual no era muy seguro. La adicción es una imprudencia en sí misma“, analiza.

La editora revela que le costó reconocer su problema porque el sexo no se ve como un foco potencial de adicción. “La adicción es un proceso mental, tiene muy poco que ver con la elección individual y mucho con la sensación de conseguir sentirse bien: ese golpe de dopamina que todos obtenemos cuando buscamos placer”, asegura.

En el peor momento de su adicción llegó a acostarse con hasta seis hombres a la vez. Ella siente que su problema tiene que ver con que nunca tuvo un referente masculino estable en su vida, y que eso la llevó a buscar relaciones amorosas “para paliarlo”.”Llegué al punto de no comer en la hora del almuerzo para salir del trabajo y tener un encuentro casual con alguien a quien acababa de conocer en internet”, recuerda.

Actualmente, Nadia pudo recuperarse y está en pareja con Kai, con quien comenzó una relación tormentosa y, luego, pudo reflexionar, cambiar y retomar con un vínculo más sano. “A las pocas semanas de salir juntos a veces se iba los fines de semana por razones de trabajo o salía algún día por la noche. No lo podía asimilar y mi reacción era totalmente desproporcionada”, revela.

Recién cuando logró conseguir más confianza con su novio, pudo contarle toda la verdad sobre su enfermedad. “Me sentí realmente cómoda a la hora de hablar con él sobre esto. Es un problema de salud mental, no es algo de lo que debas avergonzarte, y deberías ser siempre honesto con tu pareja al respecto”, concluye.

Tras la repercusión que tuvo la entrevista que le brindó al Daily Mail, Bokody decidió escribir una columna en la que cuenta más detalles sobre su trastorno de personalidad

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