Inicio Opinión Nuevas restricciones: “sálvese quien pueda”

Nuevas restricciones: “sálvese quien pueda”

A partir del momento en que se comunicaron las nuevas restricciones, parece haber más gente preocupada en poder evitar cumplirlas, que en la toma de conciencia del riesgo real en el que estamos todos.


Si hay algo que ha revelado la llegada de la segunda ola de contagios de esta pandemia es la falta de empatía y responsabilidad social que tiene la mayoría de los argentinos.

El año pasado enfrentamos la primera etapa de aislamiento con todo el arco político sentado en la misma mesa, explicándonos que ellos nos daban el ejemplo para atravesar un momento difícil todos unidos.

Como un castillo de naipes, con el paso de los meses, se hizo difícil sostener esa estructura sin cimientos profundos y finalmente se cayó.

En esta nueva etapa la vieja y querida “grieta” que por tanto tiempo nos definió a los argentinos volvió a tener protagonismo. Se ha transformado en un deporte muy practicado y no sólo por políticos, esto de ponerse a un lado u otro de las cosas. Pasó con el dictado de clases presenciales desde el comienzo del ciclo lectivo, con reclamos muy teñidos de intereses políticos partidarios, unos defendieron la presencia de alumnos en las aulas y otros volver a la virtualidad cuando consideran que la situación lo amerite. Estas diferencias se acentuaron cuando en su último DNU, el presidente suspendió por 15 días la presencialidad en Caba y provincia de Buenos Aires.

En santa Fe, desde hoy rigen nuevas medidas restrictivas dispuestas por el gobierno provincial que trata acotar la circulación de la gente, sin afectar demasiado al sector productivo y comercial y manteniendo las clases.

Ante estas nuevas disposiciones “de convivencia en la segunda ola de Covid-19”, tal como las llamó el gobierno, llovieron los reclamos y las críticas en los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales. De un extremo al otro, alguno piden el cierre total por dos o tres semanas y otros critican las medidas porque no pueden jugar al padle o el fútbol 5. Claro que todos lo hacen mirando su propio hombligo, ni al que pide cierre total ni el que quiere seguir yendo a jugar al fútbol 5 una vez por semana les preocupa la economía o la salud mental de los comerciantes o propietarios de las canchas. Cada uno quiere llevar agua para su molino. Y lo que es peor, buscarle una interpretación al decreto, un agüjerito por dónde meterse y allí poder seguir disfrutando de su “vida normal”.

¿Y los riesgos? ¿Y el contagio? Ah, es cierto había una pandemia que motivaba esto…

Es cierto que ya pasaron más de 13 meses y que perdimos mucho, entre ello vidas. Es muy difícil lograr el delicado equilibrio entre los que necesitan trabajar y los límites que deben ponerse a la circulación de gente. Pero no logro entender después de todo lo vivido, que todavía haya quienes no comprenden que el momento es ahora, ahora y de manera firme, de lo contrario vamos inexorablemente hacia un daño mayos, sea este por la necesidad de un cierre total o por la consecuencias de la propia pandemia.

Salir de la versión móvil