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10 características para identificar a una pareja tóxica

¿Estás con una pareja tóxica? ¿Eso es violencia? Todas las respuestas desde los conceptos más claros y ejemplos cotidianos.

Las relaciones de pareja deben basarse en el respeto, la confianza y el bienestar mutuo. Sin embargo, algunas dinámicas pueden volverse tóxicas, afectando la salud emocional, psicológica e incluso física de quienes las viven.

A continuación, se detallan 10 características comunes de una pareja tóxica, con ejemplos cotidianos para ilustrarlas:

Control excesivo: Una pareja tóxica busca limitar la libertad del otro, controlando decisiones como con quién sale, qué ropa usa o cómo gasta su tiempo.
Ejemplo: Juan le exige a María que le comparta su ubicación en tiempo real y se molesta si ella sale con amigas sin avisarle.

Manipulación emocional: Se utiliza la culpa o el chantaje para influir en las decisiones del otro.
Ejemplo: Sofía le dice a Pedro: “Si me quisieras de verdad, dejarías de ver a tu familia tan seguido”.

Celos patológicos: Los celos van más allá de una inseguridad ocasional y se convierten en desconfianza constante, cuestionando cada interacción del otro.
Ejemplo: Diego revisa el celular de Ana sin su permiso y la interroga por cada mensaje que encuentra.

Falta de respeto: Incluye insultos, burlas o menosprecio, ya sea en privado o en público.
Ejemplo: En una reunión, Laura critica a Martín frente a todos diciendo: “Siempre haces el ridículo, no sé cómo te soporto”.

Comunicación pasivo-agresiva: En lugar de expresar emociones abiertamente, se recurre a indirectas, sarcasmos o silencios prolongados.
Ejemplo: Cuando Camila está molesta, ignora a Lucas durante días en lugar de hablar sobre el problema.

Desigualdad en la relación: Una de las partes impone sus deseos, ignorando las necesidades o derechos del otro.
Ejemplo: Matías decide unilateralmente dónde irán de vacaciones, sin consultar la opinión de Valeria.

Aislamiento social: La pareja tóxica intenta alejar al otro de su círculo social, limitando sus relaciones con amigos o familia.
Ejemplo: Carla le dice a Nicolás que sus amigos “no son buena influencia” y lo presiona para que deje de verlos.

Desvalorización constante: Se critican los logros, apariencia o capacidades del otro, minando su autoestima.
Ejemplo: Javier le dice a Sofía: “Nunca vas a conseguir ese ascenso, no eres lo suficientemente buena”.

Dependencia emocional extrema: Una de las partes siente que no puede vivir sin la otra, tolerando comportamientos dañinos por miedo a la soledad.
Ejemplo: A pesar de las discusiones constantes, Elena no termina con Marcos porque siente que “sin él no es nadie”.

Negación de la responsabilidad: La pareja tóxica culpa al otro por sus propios errores o emociones, evitando asumir responsabilidad.
Ejemplo: Cuando Tomás se enoja y grita, le dice a Julieta: “Tú me haces enojar, esto es tu culpa”.

 ¿Cuándo una relación tóxica se convierte en acoso o violencia de género?

Una relación tóxica se caracteriza por dinámicas que generan malestar emocional o psicológico, pero no siempre implican acoso o violencia de género. La transición hacia estas formas de abuso ocurre cuando las conductas buscan someter, controlar o dañar a la otra persona, especialmente en un contexto de desigualdad de poder, como ocurre en la violencia de género. A continuación, se clarifican los conceptos:

Relación tóxica: Es una relación donde predominan comportamientos negativos como manipulación, desconfianza o falta de respeto, causando daño emocional. No necesariamente implica violencia física o psicológica intencional, pero puede ser el preludio.
Ejemplo: Una pareja que discute constantemente por celos y se manipula mutuamente, pero sin agresiones físicas o amenazas.

Acoso: Se refiere a conductas repetitivas e indeseadas que generan temor o ansiedad, como vigilancia constante, mensajes insistentes o seguimiento. El acoso busca controlar o intimidar a la otra persona.

Ejemplo: Pedro envía decenas de mensajes a María preguntándole dónde está y con quién, incluso después de que ella le pide que pare. Si María siente miedo por su seguridad, esto puede calificarse como acoso.

Punto de inflexión: Una relación tóxica se convierte en acoso o violencia de género cuando las conductas generan miedo, limitan la libertad o causan daño físico o psicológico intencional, especialmente si se basan en roles de género desiguales. Por ejemplo, revisar el celular de la pareja puede ser una conducta tóxica, pero si esto se acompaña de amenazas o agresiones físicas por no “cumplir” con las expectativas del otro, cruza la línea hacia la violencia de género.

Estadísticas sobre la toxicidad en parejas en Argentina y Latinoamérica

La violencia en las relaciones de pareja es una problemática extendida en Latinoamérica. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 30% de las mujeres en el mundo han experimentado violencia física y/o sexual por parte de una pareja íntima, y América Latina no es la excepción. En Argentina, un estudio de la Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres (2019) reveló que el 21% de las mujeres argentinas han experimentado alguna forma de violencia psicológica o verbal por parte de su pareja, un indicador común en relaciones tóxicas.

En Perú, el 60% de las mujeres atendidas en los Centros de Emergencia Mujer (CEM) entre enero y octubre de 2019 reportaron agresiones por parte de sus parejas o exparejas, muchas de las cuales comenzaron con comportamientos tóxicos como control o manipulación. Estos datos reflejan que las relaciones tóxicas, si no se abordan, pueden escalar a formas más graves de violencia, subrayando la importancia de identificar las señales a tiempo.

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