San Lorenzo vivió una montaña rusa de emociones en el Nuevo Gasómetro. Dominó, sufrió y terminó festejando su clasificación a cuartos de final tras vencer 2-1 a Tigre en un partido que parecía controlado pero que casi se le escapa por errores propios.
El equipo de Boedo arrancó con claridad y superioridad. A los pocos minutos del primer tiempo, hilvanó una jugada colectiva brillante: pase filtrado de Malcom Braida, desborde y centro de Ezequiel Cerutti, y definición cruzada de Andrés Vombergar para el 1-0. El gol parecía confirmar el dominio absoluto del local.
Sin embargo, a los 15 minutos, una jugada insólita alteró los planes. Elián Irala, sin presión aparente, se enredó con la pelota en la mitad de la cancha, perdió la posesión ante un rival y cometió una falta desesperada que derivó en su expulsión directa. San Lorenzo quedó con diez jugadores y entró en un mar de dudas.
En el complemento, Tigre aprovechó la ventaja numérica y encontró espacios. Héctor Fértoli, exjugador azulgrana, apareció con un remate preciso para marcar el 1-1 y dejar helado al estadio. San Lorenzo, desconcertado, no encontraba la manera de recuperar el control.
Pero sobre el cierre del partido, Alexis Cuello se iluminó. Con una jugada individual llena de determinación, el delantero quebró la defensa de Tigre y definió con clase para sellar el 2-1 definitivo. El “Ciclón” respiró aliviado y celebró el pase a cuartos.
San Lorenzo enfrentará al ganador del cruce entre Argentinos Juniors e Instituto de Córdoba, que se disputará este domingo desde las 18. Aunque festejó, el equipo de Leandro Romagnoli sabe que no puede seguir regalando ventajas si quiere pelear por el título.