En una dramática escalada de tensión en Medio Oriente, Israel confirmó la madrugada de este viernes que lanzó una ofensiva aérea contra objetivos nucleares y militares en territorio iraní. El bombardeo —ejecutado por “decenas de cazas” de su Fuerza Aérea— provocó múltiples explosiones en Teherán y otras ciudades, y llevó al cierre inmediato del espacio aéreo de ambos países.
La operación, denominada “Nación León”, fue confirmada por el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, quien declaró un “estado de emergencia especial” en todo el país y anticipó que se esperan ataques con misiles y drones por parte de Irán o sus aliados regionales como Hezbollah o los hutíes.
Según fuentes oficiales en Jerusalén, el ataque fue “ofensivo, preventivo y preciso”, basado en inteligencia de alta calidad que alertaba sobre el avance del programa atómico iraní y un posible ataque masivo inminente contra Israel. Un alto mando militar declaró que Irán acumula material suficiente para fabricar hasta 15 cabezas nucleares.
Medios iraníes confirmaron explosiones en las afueras de la capital, particularmente en el barrio occidental de Chitgar, aunque no se informaron daños en los centros de enriquecimiento de Natanz, Fordow o Arak. Tampoco hubo confirmación oficial sobre víctimas fatales. La televisión estatal iraní se limitó a admitir las detonaciones, sin precisar blancos ni consecuencias.
Horas antes del ataque, el comandante de la Guardia Revolucionaria, general Hosein Salamí, había advertido que Irán estaba “listo para una guerra en cualquier nivel” y prometió responder ante cualquier agresión. El régimen aún no emitió una respuesta formal, pero los analistas coinciden en que una represalia es inminente.
Desde Washington, el secretario de Estado Marco Rubio aclaró que Estados Unidos “no participa” en la ofensiva y que su principal preocupación es la seguridad de sus tropas en la región. Mientras tanto, los mercados internacionales reaccionaron con alarma: el precio del crudo Brent se disparó más de 5 % ante el riesgo de un conflicto regional de gran escala.
El ataque llega luego de que el OIEA sancionara a Irán por su falta de cooperación en materia nuclear, en medio de crecientes sospechas sobre el desarrollo clandestino de armamento atómico. La operación israelí representa el primer ataque abierto y masivo contra el programa nuclear iraní, tras años de sabotajes encubiertos, ciberataques y amenazas cruzadas.
La comunidad internacional observa con extrema preocupación el rumbo de los acontecimientos. La posibilidad de un enfrentamiento directo entre las dos potencias rivales del Medio Oriente podría desencadenar un conflicto de consecuencias impredecibles.