Según datos del INTA, el zapallo producido bajo siembra directa permite obtener el doble de kilos por hectárea. Sumado al riego por goteo, ahorran 20 % del combustible y hasta un 50 % en agua.
Para potenciar la producción de cucurbitáceas y hacer más sustentable los sistemas productivos en las zonas hortícolas más importantes del país, investigadores del INTA Hilario Ascasubi producen diferentes especies de zapallos bajo siembra directa y riego por goteo.
“Por la gran cantidad de recursos, tiempo e insumos que demanda la producción de cucurbitáceas decidimos incorporar la tecnología de siembra directa y fertirriego por goteo a los cultivos de hortalizas pesadas”, señaló Juan Pablo D´Amico, investigador de esa unidad del INTA.
En el Valle del Río Colorado, la producción tradicional de zapallo se caracteriza por la cantidad e intensidad de labores –tractores que remueven el suelo una y otra vez– y láminas de agua que inundan los surcos donde crecen las plantas, lo que implica una baja eficiencia en el uso de todos los recursos involucrados.
En este sentido, José Luis Tedesco como vicepresidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) destacó el trabajo de investigación permanente que realiza el INTA en todas las regiones del país, a las que se suman las actividades en conjunto con Aapresid. “Nos parece súper interesante que se busquen alternativas sustentables para ser aplicadas en cultivos de importancia regional”, expresó.
La incorporación de tecnología puede marcar la diferencia. No estamos hablando de siembra directa en cultivos tradicionales –soja, maíz, trigo o girasol–, sino que estamos mostrando que el mismo concepto de sistema sustentable bajo siembra directa se puede aplicar a las hortalizas pesadas, conocidas como: zapallo y cebolla, entre otras”, acentuó el Vicepresidente de Aapresid quien agregó: “Con esto se logra que el sistema sea más sustentable”.
Cubrir el suelo con restos vegetales de cosechas anteriores previene la erosión, ayuda a conservar la humedad y reduce la cantidad e intensidad de las labores que se realizan a lo largo del ciclo productivo. Además, la localización del riego y la fertilización mediante el goteo mejora considerablemente los resultados.
Además de los ahorros en la cantidad de tareas vinculadas con el cultivo, la adopción de la tecnología se puede traducir en número concretos: el zapallo anquito rindió hasta 50.000 kilogramos por hectárea. “Nuestros ensayos duplicaron los mejores rendimientos obtenidos en esta zona con riego por surco y fueron cuatro veces superior al promedio”, afirmó D´Amico.
La cobertura del suelo no sólo mejora la estructura del propio recurso, sino que, además, permite un control más eficiente de las malezas y reduce el uso de herbicidas. Las experiencias se realizaron con centeno como cultivo de cobertura y rastrojos de trigo y maíz en zapallo anquito. También evaluaron alternativas de intercultivo trigo-zapallo tetsukabuto.
Respecto de la mejor condición productiva de la zona, el zapallo bajo siembra directa, sumado a la tecnología de fertirriego, demandó sólo el 35 % de las labores, 30 % del agua estimada para riego y 85 % de las tareas de laboreo habituales.
Fuente INTA