David Lebón: “No puedo hacer más que tocar y dar felicidad desde el escenario”

El mítico guitarrista se presenta esta noche en la Ciudad pretendiendo con su show, un repaso por su gloriosa carrera, “que la gente tenga la opción para estar por lo menos una hora y pico disfrutando”

 

David Lebón, la guitarra mítica del rock nacional, vuelve esta noche a La Plata, para proponer un ratito de felicidad musical en un momento de zozobra. “Es difícil tocar en estos momentos”, reconoce el multiinstrumentalista nacido en Buenos Aires hace 65 años, seis décadas y media en las que “el país me dio muchas cosas, pero también mucho sufrimiento. Pero ojalá pueda haber un cambio hermoso, un milagro. Estamos siempre esperando el milagro”.

“No es la primera vez que yo vivo una situación similar a esta en el país”, advierte Lebón en diálogo con EL DIA, aunque, dice, ante la crisis opone su propia filosofía de vida: ser feliz. “Yo no puedo esperar a que los demás se decidan a que las cosas cambien, me queda poco tiempo y yo quiero disfrutar”, dice risueño el hombre que compartió equipo con Pappo, Spinetta y Charly. Lebón no solo atravesó otras crisis económicas, sino también los momentos más oscuros de la historia política del país, cuando en plena dictadura cívico-militar “fui perseguido, torturado”.

El recital marcará el retorno de Lebón a La Plata, un lugar de “gente divina” donde “tocamos muchas veces” y “reconozco a mucha gente que va siempre”. “Ya tengo mi rebaño de gente, a los que les gustan mis canciones”, se ríe el prolífico artista que lleva 14 discos de estudio desde su debut solista en 1973, además de sus trabajos con La Pesada, Serú, Pescado, Color Humano, Polifemo y otros mitos del rock nacional.

Su último trabajo discográfico, “Encuentro supremo”, será uno de los protagonistas de la velada platense: el álbum, ganador del Gardel a “mejor disco de rock de un artista masculino”, compartirá el escenario con “los temas de todos los tiempos, los que a la gente le gustan”. El show tendrá lugar apenas tres días después de que Lebón fuera invitado por Charly al escenario del Gran Rex, para sorpresa de los seguidores de Serú.

Lebón revela que aunque considera a García como un “hermano”, se ven poco porque “los dos andábamos en cosas similares y no queríamos darnos manija”, desliza el músico, también víctima de las adicciones. Pero para tocar, afirma, siempre está disponible, y así se dio el “mágico” encuentro donde el guitarrista constató que “volvió Charly, y con una conciencia distinta”.

¿Fue la puerta de entrada para un regreso de tres de los cuatro Serú, quizás un homenaje al fallecido Moro? “Nos vemos, pero no hay señales… aunque nunca se sabe, viste. Por ahí algún disco… siempre hay sorpresas”, tira.

CAMBIOS

Pero las sorpresas tendrán que esperar porque Lebón tiene la agenda ocupada: tras los toques de esta gira, “vamos a empezar a grabar el nuevo disco. No puedo contar mucho porque quiero que sea sorpresa, pero va a ser un disco especial”, explica quien resiste en el arte del disco, en tiempos donde la tendencia es lanzar sencillos a través de las plataformas de streaming.

“Yo estoy acostumbrado a sacar discos. Cuando pasó lo de internet me confundí un poco, como casi todos no entendía para dónde iba la cosa, las compañías casi cierran, estaban todos rompiéndose la cabeza para saber cómo hacer… Y no sé lo que ocurrió, pero de alguna manera se arregló, salieron los vinilos…”, se ríe Lebón, quien hoy trabaja bajo la órbita de una de estas disqueras que parecían desaparecer y emergieron más fuertes: Sony.

“Sony me agarró en una edad donde ya pensé que nadie iba a querer firmarme… también soy un ser humano y tengo esos pensamientos de trabajo, sobre todo en este país. Cualquiera se puede quedar sin trabajo”, cuenta Lebón, “muy feliz con el trabajo que tengo” y sin ánimos de dejar de tocar la guitarra todo el día, aunque digan que el disco esto, o que el rock lo otro: que el rock está muerto.

“Yo mismo tuve algún sentimiento similar. Por ahí te enojaste con algo, te agarró un momento de desilusión… pero el rock no puede morir, y tampoco va a morir el tango, tampoco va a morir el folclore. Porque, ¿qué es morir? Morir es no estar más”, dice Lebón, y el rock siempre está.

Sí acepta, de todos modos, que “el mundo está cambiando” y que por eso “la música y las letras están cambiando. Pero yo sigo tocando lo mío y a la gente le gusta, porque es una música neutral, no es ni heavy ni rocanrol, son canciones, con buenos solos de viola, la banda suena bien, ajustada. Así que estoy despreocupado de eso… y si se acaba, bueno, me dedicaré a otra cosa”.