La conmemoración tiene su origen en el 6 de agosto de 1883 cuando comenzó a dictarse por primera vez en la Argentina la carrera de Agronomía en la Escuela Agrotécnica y Veterinaria “Santa Catalina”.
Un 6 de agosto de 1883, en el Instituto “Santa Catalina” de Lomas de Zamora (Buenos Aires), comenzaron a dictarse por primera vez en la Argentina los primeros estudios agrícolas y veterinarios, contando en ese año con diecisiete alumnos internos.
Al año siguiente se inscribieron cincuenta y un alumnos, por lo que hubo necesidad de ampliar el número de profesores, contratándose en Francia a los Ings. Agrs. Luciano Garola, Pablo Lavenir, Eduardo Losson y Gustavo Rieder y a los Dres. Víctor Even, Alejandro Tribout y Eugenio Vermersch.
En 1887 egresaron los primeros diez Ingenieros Agrónomos y tres Médicos Veterinarios recibidos en el Instituto Agronómico Veterinario de Santa Catalina y, al año siguiente, el 6 de Agosto de 1888, rindieron examen de tesis.
Por Ley del 12 de noviembre de 1889 el Instituto Agronómico Veterinario de Santa Catalina se transforma en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Provincia de Buenos Aires con asiento en la ciudad de La Plata.
El Instituto “Santa Catalina” fue creado durante el gobierno provincial de Dardo Rocha mediante Ley 1424/81, y fue el primer Instituto de estudios superiores de veterinaria en el país. En el año 1890 se trasladó a la ciudad de La Plata, pero ya como Facultad de Agronomía y Veterinaria.
¿Qué implica ser ingeniero agrónomo?
Como en cada oficio y profesión, el desempeño sólo puede desarrollarse satisfactoriamente con responsabilidad, estilo de vida y pasión. Para un ingeniero agrónomo esto significa disfrutar cada vez que toca el suelo, siente el sol, el viento, el calor, el olor de la tierra mojada mientras realiza sus labores habituales. También significa hablar con la gente, ver paisajes, transmitir conocimientos sobre la naturaleza, la biología, el clima, escuchar las cosmovisiones de los productores y compartir con colegas transitando caminos de tierra y rutas.
Significa aplicar todos los conocimientos obtenidos y la creatividad para producir más y mejores alimentos para el mundo, considerando la sustentabilidad del sistema, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de la familia rural, todo esto, dentro un complejo marco social-económico y con un compromiso frente a la sociedad.