Tener el colesterol malo muy bajo podría derivar en un ACV

Según un estudio, los niveles de LDL debajo de 70 pondrían en peligro a la salud cadiovascular.

Mantener un nivel bajo de LDL, o colesterol “malo”, es importante para la salud cardiovascular, pero un valor de LDL extremadamente bajo también puede acarrear riesgos, informan los investigadores.

Los científicos estudiaron a 96.043 personas durante un promedio de nueve años, y registraron su nivel de LDL dos veces al año y siguieron los casos de accidente cerebrovascular hemorrágico, ocasionados por la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro. Aproximadamente 13% de los accidentes cerebrovasculares son de tipo hemorrágico. Encontraron que en comparación con las personas dentro del rango normal para LDL (70 a 99 miligramos por decilitro de sangre), las personas con un valor de LDL de entre 50 a 69 tenían 65% más de riesgo de accidente cerebrovascular hemorrágico. Para las personas con un LDL por debajo de 50, el riesgo casi se triplicaba. Las concentraciones de LDL por encima de 100, por otra parte, no se asociaron significativamente con accidente cerebrovascular hemorrágico, incluso a niveles mayores a 160. El estudio, publicado en Neurology, controlaba la edad, sexo, nivel educativo, ingresos, diabetes, hipertensión y otras variables.

El autor principal, Dr. Xiang Gao, profesor adjunto de nutrición en la Universidad del Estado de Pensilvania, dijo que esto no significa que tener un nivel de LDL alto es inofensivo. “El LDL elevado es un riesgo para la enfermedad cardiovascular y un nivel por encima de 100 debería ser disminuido”, afirmó. “Pero no hay una única respuesta para todos. El nivel ideal varía de acuerdo con los factores de riesgo de un individuo. Necesitamos una recomendación personalizada en lugar de una regla general”.

El ACV es una afección que desconcierta. Se puede prevenir pero no se puede saber cuándo va a suceder un episodio. La clave, de acuerdo al doctor Ariel Bustos, de la sección Neurología Vascular del del Hospital de Clínicas está en el control de las causas, conocidas como factores de riesgo: sedentarismo, tabaquismo, hipertensión, colesterol alto, diabetes y consumo de drogas o alcohol. “El ACV no avisa. No hay forma de saber cuándo una persona va a sufrir un evento neurovascular, sin embargo es posible disminuir la posibilidad de que ocurra a partir del manejo de estos factores de riesgo, además de hacerse chequeos de forma regular, conocer los valores personales de presión arterial, de triglicéridos y de colesterol, para poder entender que cuando están elevados hay que cambiar el estilo de vida”, dice Bustos.

Una afección que deja sus secuelas

El ACV es producido por un daño arterial a nivel del cerebro, que corta el flujo de glucosa y de oxígeno, componentes claves para la función cerebral. Tiene dos clasificaciones: hemorrágico, cuando se produce la ruptura de la arteria e isquémico, cuando hay una obstrucción de la misma. Ambos tienen síntomas similares: parálisis o pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo, dificultad para expresarse o entender las palabras, pérdida de la visión, trastornos para caminar, pérdida de la conciencia.