El chocolate es una de las golosinas preferidas por los ciudadanos de todo el mundo. Los europeos lo combinaron con leche y azúcar, y con la llegada de la Revolución Industrial, y la producción en masa, comenzó a comercializarse a gran escala.
El 13 de septiembre se conmemora el Día Internacional de esta verdadera tentación. La idea de la celebración surgió en Francia en el año 1995, como homenaje al escritor británico Roald Dahl, autor de la magnífica historia “Charlie y la Fábrica de Chocolate”.
En primer lugar, este alimento está compuesto por varias sustancias. Entre ellas, la cafeína y la teobromina. Estas se caracterizan por estimular el sistema nervioso central.
Sin embargo, los especialistas advierten que hay que tener cuidado y no abusar de su consumo, ya que las personas podrían tener episodios de nerviosismo o taquicardia.
Otra curiosidad sobre esta golosina es que la manteca que proviene del cacao también es usada para productos de cosmética. El consejo sería consumirlo en cantidades moderadas por la cantidad de grasa que contiene.
El chocolate no es ni adictivo ni antidepresivo. La golosina favorita de niños y adultos, despierta un sentimiento de confort y placer.
Su consumo, aumenta la secreción de serotonina (ayuda a regular el estado de ánimo, el comportamiento social, el apetito, la digestión, el sueño, la memoria, el deseo y la función sexual), lo que genera satisfacción en las personas.