Un estudio publicado en The Lancet reveló, además, que la mitad no tiene diagnóstico.
La hipertensión es una de las dolencias con más alta incidencia en el planeta, con la complejidad de ser una patología silenciosa hasta que su detección suele surgir a partir de otras afecciones en las que impacta. Sin embargo es una condición que se puede detectar en el nivel de atención primaria de salud y los tratamientos de bajo costo pueden controlarla eficazmente.
Se calcula que 626 millones de mujeres y 652 millones de hombres tienen ya la tensión arterial alta y el mayor aumento se ha registrado en países de ingresos medios y bajos. Además, más de la mitad de las personas con hipertensión en el mundo no recibieron ningún tratamiento médico. Esta dolencia provoca 8,5 millones de muertes al año, según advierte el nuevo informe mundial que publica la revista The Lancet.
El diagnóstico es sencillo y también es relativamente fácil de tratar con fármacos de bajo precio. Sin embargo, se le llama la asesina silenciosa. El documento reveló de un modo más amplio cómo ha evolucionado este problema de salud en 184 países durante los últimos 30 años, para eso se analizaron datos de más de 100 millones de personas. Esta nueva investigación internacional revela dos grandes datos negativos. Primero, en las últimas tres décadas, el número de adultos que viven con hipertensión en todo el mundo se ha duplicado, alcanzando ya los 1.278 millones de personas afectadas. El segundo indica que más de la mitad de ellos todavía no recibió ningún tratamiento médico. Según este informe de The Lancet, bajar la presión arterial puede reducir el número de accidentes cerebrovasculares en un 40%, los ataques cardíacos en un 25% y la insuficiencia cardíaca en un 50%.
“A pesar de los avances médicos y farmacológicos durante décadas, el progreso global en el manejo de la hipertensión ha sido lento, y la gran mayoría de las personas con hipertensión no reciben tratamiento, con grandes desventajas en los países de ingresos bajos y medianos”, advierte el doctor Majid Ezzati, investigador del Imperial College de Londres y autor principal de este amplio estudio internacional.
La economía de la tensión
En los países de ingresos altos, la prevalencia ha disminuido, mientras que los sistemas de salud han logrado tasas de tratamiento de hasta el 80% y tasas de control de hasta el 60%. Países de ingresos medios en América Latina; Asia oriental y sudoriental; y Asia central, Oriente Medio y África del Norte también han mejorado la detección y el tratamiento de la hipertensión. Algunos de estos países, como Costa Rica, ahora superan a la mayoría de las naciones de altos ingresos en el tratamiento y control de la hipertensión. Persisten bajas tasas de detección y tratamiento en las naciones más pobres del mundo, especialmente en África subsahariana, Oceanía y el sur de Asia.
“Hasta donde sabemos -explica Ezzati-, ningún estudio previo de tendencias en la prevalencia, detección, tratamiento y control de la hipertensión cubre todos los países del mundo. Nuestros resultados muestran que existe una variabilidad sustancial en cualquier nivel de desarrollo económico, y algunos países de ingresos medios y altos reciben tratamiento y tasas de control tan buenas o mejores que las de algunos países de ingresos altos”.
“Las fortalezas de nuestro estudio incluyen: las estimaciones globales consistentes y comparables de la prevalencia, el tratamiento y el control de la hipertensión -sostiene Ezzati-; la escala y calidad de los datos que se armonizaron en un proceso riguroso; y los métodos estadísticos que fueron diseñados para analizar las tendencias en la cascada del tratamiento de la hipertensión. Usamos datos de más de 1200 estudios en 184 países, que cubren el 99% de la población mundial, que es ocho veces más estudios que en el análisis más grande anterior”.
Solo se utilizaron datos de estudios que habían medido la presión arterial para evitar sesgos en los datos autoinformados. Volvieron a analizar los datos de acuerdo con un protocolo estandarizado y las características y la calidad de los datos se verificaron rigurosamente mediante controles repetidos. Utilizaron un modelo estadístico que tuvo en cuenta las tendencias heterogéneas por edad en la prevalencia, la detección, el tratamiento y el control de la hipertensión, y utilizaron todos los datos disponibles, al tiempo que otorgaron más peso a los datos nacionales que a las fuentes no nacionales.
Conductas públicas dispares
Los resultados muestran que prevenir la hipertensión y mejorar su detección, tratamiento y control es factible no solo en los países de ingresos altos, sino también en los de ingresos bajos y medios. Aunque las causas nutricionales, conductuales y ambientales del aumento de la presión arterial están bien establecidas, “se sabe poco sobre qué acciones e intervenciones que pueden replicarse ampliamente son responsables de las reducciones observadas en la prevalencia de hipertensión”, indica Ezzati.
“Existe poca orientación transferible sobre cómo lograr altas tasas de detección, tratamiento y control para poblaciones enteras”, sentencia Ezzati. La investigación sobre el papel de los factores de riesgo y los determinantes del sistema de salud requiere datos detallados a nivel de país. La expansión de la detección de hipertensión se ha visto favorecida tanto por un contacto más generalizado y regular con los servicios de salud como por una medición más frecuente de la presión arterial. El aumento del uso de la atención médica requiere un seguro médico universal y expansión de la atención primaria. En algunos países, podría ser necesario capacitar a los trabajadores de la salud que no son médicos en el manejo de enfermedades no transmisibles (ENT).
A pesar de esta mejora, el documento revela que el acceso insuficiente a los medicamentos contribuye a las bajas tasas de tratamiento en algunos países de bajos ingresos.
“También encontramos una gran variación en el control de la hipertensión entre los que fueron tratados -señala Ezzati-. Comprender las razones de la gran variación en la efectividad del tratamiento en el mundo real requiere datos sobre las características del sistema de salud que permiten una atención de alta calidad y el tipo de enfoque farmacológico utilizado”. Las nuevas tecnologías, como el monitoreo remoto, los dispositivos para controlar la presión arterial en el hogar y los recordatorios por mensaje de texto, podrían mejorar la adherencia del paciente a su cuidado personal, “pero estas medidas sólo pueden ser eficaces si los pacientes tienen acceso ininterrumpido a medicamentos eficaces”, concluye Ezzati.
Fuente: Infobae