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Día del relator: “El relato es naturaleza, es algo que no se enseña”

La jornada fue instaurada en honor a José María Muñoz, nacido un 25 de agosto de 1924, y considerado por muchos como el relator más grande de la radiofonía argentina. La palabra de Carlos Bustingorria.

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El 25 de agosto se celebra en Argentina el Día del Relator, una fecha especial para el fútbol y los medios de comunicación, dedicada a homenajear a esos periodistas que transforman goles en recuerdos memorables. La jornada fue instaurada en honor a José María Muñoz, nacido un 25 de agosto de 1924, y considerado por muchos como el relator más grande de la radiofonía argentina.

Relatar no es solo contar lo que pasa. Es transmitir pasión, construir emociones, y muchas veces, hacer de un instante un recuerdo eterno. La voz del relator puede quedar asociada para siempre a un gol, una final, una carrera, o una jugada que marcó historia.

Este día homenajea a todos aquellos profesionales que desarrollan la tarea de relatar en vivo —principalmente en el ámbito deportivo— pero también en otros contextos donde la voz y la narración cumplen un rol clave: automovilismo, básquet, boxeo, eventos institucionales, entre otros.

El relato en EME Medios

A trece años del primer partido relatado en Radio EME, Carlos Bustingorria hizo un repaso profundo, emotivo y apasionado sobre lo que significa relatar, su historia personal, y la responsabilidad de “contar lo que va a ser historia”.

“El relato es naturaleza”, dijo, sin dudar. “Es como cantar. No se enseña, se siente, nace con uno. Lo que podés hacer es aprender a prepararte mejor, pero el estilo es tuyo o no es”. Así resumió Carlos una visión que se fue forjando con años de experiencia, noches de insomnio, viajes, goles y silencios.

De Pompeya a las cabinas

Criado en el barrio Pompeya, el relator de EME recordó que su vínculo con la radio comenzó desde chico, escuchando transmisiones mientras su madre trabajaba. “No teníamos para comer, pero había una radio grande en casa. Yo dormía la siesta con los partidos de fondo, escuchando a Ricardo Porta o al Gordo Muñoz. Soñaba con estar ahí algún día”.

El sueño se fue materializando con esfuerzo. Desde repartir cassettes en bicicleta, tirar cables en canchas del interior o hacer vestuarios, hasta convertirse en una de las voces inconfundibles del relato en Santa Fe. “Pasé por todos los lugares: productor, vestuarista, estudios centrales… ¡hasta pedía monedas para llamar por teléfono público cuando cubríamos partidos de liga!”, recuerda con humor.

El oficio de narrar: más que 90 minutos

Para Bustingorria, relatar va mucho más allá de los 90 minutos del partido. “Uno se prepara toda la semana. El lunes ya empieza el próximo partido. Hay que leer, mirar, estudiar, entender de qué se trata lo que vas a contar”.

Además, explicó que incluso el gol merece una preparación emocional y estética. “Hasta en el gol trato de ponerle un contenido. A veces sale bien, a veces no. Pero siempre tiene que haber algo detrás de eso. No es solo gritar”.

El rigor con el que encara cada transmisión es parte de su sello. “Sufro mucho cuando estoy resfriado, porque quiero que la voz salga limpia. Sufro cuando me equivoco en un nombre. Me fastidio. Porque el oyente merece lo mejor”.

Estilo propio y respeto por los referentes

Con un fuerte respeto por quienes marcaron camino, Carlos no dudo en rendir homenaje a sus colegas y referentes: “Ricardo Porta hacía las mejores editoriales. Walter Saavedra tenía un estilo tan particular que se nos pegó a todos los santafesinos. Y Eduardo Luis fue el que vino después de Fioravanti. ¡Es como que Maradona diga que sos buen jugador!”.

Sin embargo, insistió en la importancia de construir una voz propia. “A los chicos que empiezan les digo: sean ustedes. No copien a nadie. Hay muchos covers ahora, muchas imitaciones. La gente quiere autenticidad”.

La conexión con la gente

Uno de los momentos más emotivos de la charla fue cuando recordó los mensajes de oyentes no videntes. “Hay muchos chicos ciegos que me escuchan y me dicen que, cuando relato, sienten que están viendo el partido. Eso me conmueve profundamente. Es una enorme responsabilidad”.

Esa conexión también se da fuera del aire. “Cuando me bajo los auriculares, soy el Negrito de Pompeya, el que habla con todos, el que escucha. Porque sin la gente, nosotros no somos nada”.

La radio como escuela y destino

A lo largo de los años, Carlos también desarrolló una enorme vocación por contar historias fuera del deporte. Programas como Historia en Sintonía le permitieron explorar otras facetas. “Para mí, hacer ese programa fue como volver a la facultad. Estudiaba cada entrevista como si fuera un examen. Me preparaba para que no me corten la nota, para que se entusiasmen, para que quieran seguir hablando”.

Esa misma pasión la traslada a cada transmisión deportiva, sin importar si se trata de una final del ascenso, un partido de Copa Santa Fe o un cruce de barrio. “Relatar es meterse en la historia. O en lo que va a ser historia. Es vivir esa contienda con la adrenalina de siempre, incluso en partidos malísimos. Porque la gente que te escucha merece lo mejor”.

Volver a mirar al chico de la lámpara

Sobre el final, se le pregunta qué le diría hoy a aquel chico que comía pizza con cuchillo y tenedor, soñando con un restaurante, a la luz de una lámpara de kerosene. La emoción lo atraviesa: “Siempre tuve sueños. Quería ser actor, me anoté en la escuela de arte escénico. Pero no me dejaron entrar. Igual, de alguna manera, terminé actuando. Porque relatar también es una forma de representar, de contar una historia”.

Y concluyó: “Yo no soy Radio EME. Estoy gracias a Radio EME. Y cada vez que me pongo los auriculares, intento estar a la altura de lo que la radio y el oyente se merecen”.

Escucha la nota con Carlos Bustingorria en EME Medios:

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