Las ventas de juguetes en Argentina durante el Día del Niño 2025 se redujeron un 5,2% en comparación con el año pasado. Pese a que el comercio electrónico creció un 30% y alcanzó el 24% de las operaciones, la baja en las tiendas físicas —que todavía concentran el 76% del total— no pudo ser compensada.
Según la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), factores como el frío, el feriado del viernes 15 y la menor circulación en locales presenciales influyeron en la caída. El gasto promedio en jugueterías de barrio fue de $13.000, mientras que en las grandes cadenas llegó a $38.000, principalmente en productos importados.
El sector enfrenta un problema de sobrestock: entre enero y julio las importaciones de juguetes crecieron 114% en volumen y 84% en valor, sumando 13.752 toneladas. Además, la flexibilización de controles preocupa por el ingreso de productos a menos de USD 3 por kilo, con posibles riesgos para la seguridad infantil.
“El juego debe ser sin riesgos. La seguridad de la niñez tiene jerarquía constitucional en Argentina”, advirtió el presidente de la CAIJ, Matías Furió, quien anunció denuncias contra importadores que presenten documentación falsa.
En este contexto, la cámara presentó el Observatorio Argentino de Juguetes, que verificará el cumplimiento de normas de seguridad, otorgará el sello “Juguete Seguro” y trabajará junto a pediatras en la detección de riesgos emergentes.
Entre las tendencias de este año se destacaron los juguetes didácticos, los juegos de mesa, los peluches de capibaras y el furor del coleccionable “Labubu”, que agotó stock gracias a su viralización en redes sociales.
La industria nacional, conformada por unas 180 pymes que emplean a más de 8.000 personas, opera al 50% de su capacidad. Sus representantes reclaman una baja en la carga impositiva y en los costos logísticos para poder competir con la avalancha de productos importados.
