El ataque a balazos que un policía santafesino realizó contra su pareja en barrio Nueva Esperanza volvió a encender las alarmas sobre un problema de fondo: la salud mental en las fuerzas de seguridad. El protagonista del hecho es César Muga, un agente que había sido reincorporado a funciones plenas en 2023, luego de estar una década en disponibilidad por una causa judicial no violenta. Hoy permanece internado y bajo custodia.
Ante lo sucedido, el ministro de Justicia y Seguridad de la provincia, Pablo Cococcioni, admitió en EME la gravedad del caso: “Este hecho debe servirnos como detonante. Más allá de la responsabilidad individual, deja en evidencia debilidades estructurales que tenemos que revisar con urgencia”.
Actualmente, en toda la fuerza (incluyendo Policía y Servicio Penitenciario), hay entre 50 y 52 psicólogos para unos 30.000 efectivos. “La proporción es completamente insuficiente. No hay forma de garantizar diagnósticos, seguimientos ni tratamientos adecuados con este esquema”, remarcó.
Además, Cococcioni explicó que los problemas comienzan desde el ingreso a la fuerza: “En salud mental, los criterios son más resbaladizos. Es más fácil detectar limitaciones físicas que emocionales o psicológicas. Muchos ingresan pensando que están preparados, pero en el terreno —bajo presión, estrés o violencia— se dan cuenta de que no es lo suyo”.
También apuntó contra la lógica de reclutamiento y asignación de destinos: “Históricamente se recluta en el norte para cubrir puestos en el sur. El desarraigo, la distancia de la familia, la presión de un entorno desconocido, todo eso afecta. Y muchas veces lo pasamos por alto”.
Cococcioni agregó: “Hay señales que aparecen desde la etapa de formación. Pero si no tenemos personal y protocolos adecuados, esas señales se pierden. A eso se suma que muchos no tienen régimen laboral que les permita descargar tensiones o contar con asistencia real. Hay una lógica de ‘aguantar’ hasta quebrarse”.
Por otra parte, el ministro fue contundente en cuanto a los abusos dentro del sistema: “También tenemos que evitar que haya quienes finjan patologías para no trabajar. Pero no podemos tapar el sol con las manos: muchos policías están con problemas graves que nadie atiende”.
Finalmente, aseguró que el Gobierno trabaja en un programa de revisión integral de los dispositivos de salud mental: “No se trata de agregar un psicólogo más. Hay que revisar el modelo completo: desde la formación inicial hasta el acompañamiento en el servicio activo. No se puede permitir que alguien armado, con autoridad, atraviese una crisis y no haya un protocolo eficaz que lo contenga a tiempo”.
