El 7 de septiembre de 2025, la Iglesia Católica celebró un hito histórico con la canonización de Carlo Acutis, un joven italiano que, con solo 15 años, dejó un legado de fe, caridad y devoción que resonó en todo el mundo.
Nacido el 3 de mayo de 1991 en Londres, hijo de padres italianos y criado en Milán, Acutis fue canonizado por el Papa Francisco en una ceremonia que destacó su vida extraordinaria y su impacto en la juventud contemporánea. Desde muy pequeño, Carlo mostró una profunda devoción católica. A los 7 años recibió su primera comunión y asistía diariamente a misa, demostrando un amor especial por la Eucaristía.
Su frase, “La Eucaristía, mi autopista para llegar al cielo”, pronunciada según el Padre Olidio Panigo, refleja la esencia de su espiritualidad. A pesar de su corta vida, falleció en 2006 debido a una leucemia fulminante, su compromiso con la fe y su caridad hacia los más necesitados lo convirtieron en un modelo de santidad moderna.
La canonización de Acutis se fundamentó en dos milagros reconocidos por el Vaticano. El primero, que permitió su beatificación, involucró la curación inexplicable de un niño brasileño de 7 años con una enfermedad incurable en el páncreas, tras rezar ante una reliquia de Carlo.
El segundo milagro ocurrió con una joven costarricense de 21 años, quien, tras un grave accidente en bicicleta que la dejó en estado crítico, se recuperó milagrosamente después de que su madre visitara la tumba de Acutis en Asís. Ambos casos, rigurosamente examinados, carecen de explicación científica, lo que consolidó su camino a la santidad.
El Padre Olidio Panigo, figura destacada de la iglesia en Santa Fe, Argentina, resaltó el impacto de Acutis en los jóvenes: “Llama la atención la cantidad de gente, sobre todo jóvenes, atraídos por esta figura. Lo ven con zapatillas como las suyas, con remeras como las suyas, jugando en la computadora como ellos”. Esta cercanía generacional, sumada a su labor tecnológica —como la creación de una página web sobre milagros eucarísticos que aún se mantiene activa—, le valió el apodo de “el influencer de Dios”. Panigo también destacó la muestra de reliquias de Acutis en la Basílica de Guadalupe, en Santa Fe, donde tres cabellos del joven santo atrajeron a multitudes, especialmente adolescentes.La vida de Carlo no solo se centró en la devoción eucarística, sino también en la caridad. Con sus ahorros, compraba bolsas de dormir para personas sin hogar, y tras su muerte, muchas de las personas que ayudó asistieron a su funeral, sorprendiendo a su familia con testimonios de su bondad.
Además, su cuerpo, encontrado casi intacto diez años después de su fallecimiento, se exhibe en Asís, generando conmoción entre los fieles.
La canonización de Acutis, un proceso excepcionalmente rápido para los estándares del Vaticano, contó con la presencia de sus padres y sus hermanos gemelos, nacidos tras un sueño profético que Carlo tuvo y comunicó a su madre. Este hecho, junto con su capacidad para acercar a los jóvenes a la fe, subraya su relevancia en la Iglesia moderna. Carlo Acutis, un santo de zapatillas y computadoras, demuestra que la santidad no está reservada a épocas lejanas, sino que puede manifestarse en la vida cotidiana de un joven del siglo XXI. Su legado sigue inspirando a miles, invitándolos a descubrir la fe con frescura, alegría y compromiso.
