Este 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, una fecha destinada a generar conciencia sobre la forma más común de demencia, que afecta a más de 500.000 personas en Argentina. La enfermedad provoca cambios progresivos en la memoria, el lenguaje y otras funciones cognitivas, dificultando la vida cotidiana de quienes la padecen y de sus familias.
Según la doctora Viviana Cantarutti, médica clínica de Ospedyc, “si bien aún no existe una cura definitiva, los avances en la investigación han permitido desarrollar tratamientos y estrategias que mejoran los síntomas en las etapas iniciales y ayudan a preservar la calidad de vida por más tiempo”. Además, señaló que las alteraciones cerebrales pueden comenzar hasta 20 años antes de que aparezcan los síntomas, lo que brinda una oportunidad clave para la detección temprana y la adopción de hábitos saludables.
Síntomas y factores de riesgo
Las primeras alteraciones se registran principalmente en el hipocampo, la región del cerebro encargada del aprendizaje y la formación de nuevas memorias. Entre los factores de riesgo se encuentran:
- Edad avanzada.
- Sexo femenino.
- Antecedentes familiares de Alzheimer.
- Episodios previos de depresión o traumatismos craneales.
- Factores vasculares como hipertensión, diabetes o colesterol elevado.
La especialista destaca que, aunque la predisposición genética no puede modificarse, hasta un 40% de los casos de demencia podrían prevenirse atendiendo a factores de riesgo modificables.
La importancia de los buenos hábitos
La prevención y el manejo de la enfermedad pasan por mantener hábitos saludables: alimentación equilibrada, actividad física, control de la presión arterial y colesterol, evitar el tabaquismo, cuidar la audición y fomentar la estimulación cognitiva y social. “Es fundamental que hagamos todo lo que podamos, como individuos, para reducir nuestro riesgo y proteger la salud cerebral a lo largo de la vida”, señala Cantarutti.
Acompañamiento y cuidados
En quienes ya presentan Alzheimer, la rutina estable, la autonomía en actividades básicas, la simplificación del entorno y la seguridad en el hogar son esenciales. Buena iluminación, eliminación de obstáculos, instalación de pasamanos y resguardo de productos peligrosos son medidas recomendadas.
Asimismo, es vital que los cuidadores también cuiden su bienestar físico y emocional, garantizando un acompañamiento saludable y humano a largo plazo. La investigación científica avanza día a día, y el compromiso de la familia y la comunidad sigue siendo clave para transitar la enfermedad con dignidad y calidad de vida.





