Con la llegada de la primavera, las redes sociales se llenan de videos y publicaciones en donde las flores amarillas son las protagonistas. Lo que podría parecer una moda pasajera tiene un origen particular: la canción “Flores amarillas”, parte de la banda sonora de la famosa novela juvenil Floricienta, creada por Cris Morena. En el tema, la protagonista expresa su sueño infantil de recibir flores amarillas, un deseo que hoy millones buscan cumplir, conectando la ficción con la vida real.
El color amarillo elegido no es casual: simboliza alegría, energía, optimismo y renovación, valores que se asocian con la primavera y con el espíritu joven que celebra esta fecha. Al regalar estas flores, se transmiten también sentimientos de afecto y cercanía, una tradición que combina la celebración del Día de la Primavera con el Día del Estudiante.
La tendencia se adapta a la era digital. En TikTok y otras plataformas, parejas, amigos y familiares se graban cumpliendo simbólicamente el deseo de Floricienta. Uno de los videos más populares del año pasado mostraba a un joven en un campo de girasoles, eligiendo uno para regalar a su novia, acompañado de la frase: “El que no es detallista es porque no quiere”.
Para conocer de cerca el fenómeno, EME Medios habló con Milton Sosa, florista santotomesino. Según él, “no es nuevo, si no me equivoco ya es el tercer año que está esta moda instalada. Pero ahora estamos mejor preparados para la alta demanda de flores amarillas”. Milton explicó que la explosión de pedidos suele comenzar el jueves previo al 21 de septiembre y que el público mayoritario son adolescentes aunque también hay adultos que compran para regalar a sus parejas o hijos.
Entre las flores más elegidas se encuentran rosas, girasoles, yerberas y astromelias, algunas teñidas para lograr el icónico color amarillo. “Particularmente no me gusta trabajar con flores teñidas, pero la demanda es tan alta que necesitamos alternativas para cumplir con todos los pedidos”, contó Sosa. Los precios promedio de los ramos oscilan entre 15.000 y 18.000 pesos, y algunos llegan hasta 28.000, dependiendo de la cantidad y variedad de flores.
El florista también compartió cómo llegó al mundo de las flores: “Soy diseñador gráfico, trabajé en marketing digital, y conocí la florería a través de clientes. Me fui formando, hice cursos durante la pandemia y terminé enamorado de este mundo. Hoy es lo que más me gusta hacer”. Entre sus flores preferidas se encuentra el Lysianthus, elegante y delicado, ideal para ramos de novia y arreglos especiales.

Milton destacó además la logística detrás del fenómeno: “Mayoritariamente compramos las flores en el mercado de Buenos Aires, aunque también tenemos algunos proveedores locales. La organización previa es clave, porque trabajamos con un producto perecedero”.
Así, la tradición de regalar flores amarillas combina décadas de costumbre, nostalgia por la televisión, creatividad juvenil y cultura digital. Cada ramo no solo celebra la primavera, sino que también revive un fenómeno cultural que sigue conquistando corazones en Argentina.





