Una maratón de película se vivió en el Mundial de Atletismo en Tokio. Hubo que recurrir al fotofinish para determinar el ganador de la prueba luego de cuarenta y dos mil ciento noventa y cinco metros.
El tanzano Alphonce Felix Simbu le arrebató la victoria en un tremendo sprint final al eritreo que representa a Alemania, Amanal Petros, con 3 centésimas de ventaja y logró la primera medalla de oro en Mundiales o Juegos Olímpicos para su país. En un final difícil de explicar, al ingresar al Estadio Nacional de Japón para los últimos 350 metros, al alemán se le hizo larga la carrera y a falta de 35 metros le llevaba 8 de distancia pero la zancada del tanzano lo hizo prevalecer. Los dos registraron el mismo tiempo: 2h09:48 por lo que hubo que recurrir a la tecnología que demostró el triunfo del africano por 0.03.
Simbu llegaba a este Mundial tras su segundo lugar en la Maratón de Boston 2025 y bronce en los Mundiales de Londres 2017. De origen humilde, nació en Singida y comenzó a correr con un entrenador que era profesor en la secundaria.
Siempre escuché a la gente decir que iban a ir al Mundial y me dije a mí mismo: ‘Algún día estaré”. Empezó en distancias más cortas, pero tras ser doblado por el 70% de sus rivales en una prueba de 1.000 metros en Etiopía decidió, en 2015, decidió dar el paso a la maratón.
El oro mundialista entrena en Arusha, al oeste del Kilimanjaro, a 2.400 metros sobre el nivel del mar dos sesiones por día, todos los días excepto el domingo, cuando Simbu descansa y asiste a la iglesia. “Nunca enferma ni se lesiona. Nunca dice que no puede hacer algo porque sea difícil”, destaca su entrenador del equipo nacional de Tanzania Francis John. Hoy sin duda es una referencia para todos los jóvenes de su país.
La diferencia entre el oro y la plata fue la más estrecha jamás registrada en la historia de los campeonatos mundiales. El bronce fue para el italiano
