Miguel Ángel Russo, entrenador de Boca, está otra vez internado en la clínica Fleni, donde hace dos semanas permaneció seis días por una infección urinaria. En este caso fue ingresado porque después del empate de anoche ante Central Córdoba tuvo un cuadro de deshidratación, para lo cual fue controlado vía suero.
Al entrenador se le realizaron diferentes estudios para determinar si internarlo otra vez o si volvería pronto a su domicilio.
En esta ocasión hay hermetismo alrededor de su cuadro, auqnue los médicos propusieron mantenerlo en observación y no apurar su salida antes de estabilizarlo.
Los valores generales de los estudios (de rutina) dieron bien, salvo algunos niveles de bilirrubina que estaban altos. Pero lo que preocupó a los especialistas fue su cuadro de deshidratación.
A diferencia de la vez anterior, donde el entrenador se mostró reacio a quedarse y prefería volver a su casa, ahora Miguelo comprendió que el mejor escenario era quedar en observación durante toda la jornada y definir o no su alta antes de la noche.
Hasta el momento es una incógnita saber si el DT estará o no este martes en Ezeiza al frente de la primera práctica semanal del equipo. De no poder concurrir, el trabajo quedará bajo la órbita de Claudio Úbeda y otros ayudantes.
Los más cercanos a Boca aseguran que en las últimas semanas Russo había mostrado signos evidentes de fatiga, incluso durante las prácticas con el plantel y las charlas con los jugadores y con sus colaboradores. De hecho, anoche le costó muchísimo subir los escalones del túnel que une el vestuario de Boca con el campo de juego.





