Una fuerte tormenta de arena azotó Irak desde el lunes y provocó más de 3.700 casos de asfixia y afecciones respiratorias, según informó el Ministerio de Salud. Las zonas más afectadas fueron las provincias del centro y sur del país, como Najaf, Basora y Nasiriya, donde la visibilidad se redujo drásticamente y el aire se tornó irrespirable.
En total, 3.747 personas fueron atendidas en hospitales, aunque las autoridades sanitarias aclararon que ninguna requirió cuidados intensivos. Los servicios médicos desplegaron dispositivos de emergencia con oxígeno y medicamentos, y la mayoría de los pacientes fue dada de alta tras recibir atención.
Basora fue la provincia con mayor cantidad de afectados, con más de mil casos, seguida por Muthanna (874) y Maysan (628). En Najaf, una de las zonas más castigadas, se registraron imágenes de rescatistas asistiendo a jóvenes con tubos de oxígeno en plena vía pública. La población reaccionó utilizando mascarillas y tomando medidas de precaución para reducir la exposición al polvo en suspensión.
La tormenta también impactó en el transporte aéreo: los aeropuertos de Najaf y Basora suspendieron sus operaciones temporalmente debido a la baja visibilidad, afectando vuelos nacionales e internacionales. Este tipo de eventos ya ha obligado en otras ocasiones al cierre de escuelas y oficinas públicas en distintas partes del país.
Desde el Ministerio de Medio Ambiente advirtieron que este fenómeno podría intensificarse en los próximos 25 años debido al avance de la desertificación y el cambio climático. En ese sentido, llamaron a implementar políticas ambientales sostenidas para mitigar los efectos de estos eventos extremos y proteger a la población más vulnerable.





