La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció una nueva política para sacar de circulación billetes de dólar en mal estado. Esta decisión, adoptada junto a la Oficina de Grabado, el Servicio Secreto y el Comité de Disuasión de Falsificación Avanzada (ACD), busca reforzar la seguridad del sistema monetario frente a fraudes, falsificaciones y el deterioro del papel moneda.
Aunque aún no hay una fecha concreta para la entrada en vigencia, los bancos, cajeros automáticos y comercios, tanto dentro como fuera del territorio estadounidense, comenzarán a rechazar billetes que presenten daños físicos importantes.
¿Qué billetes ya no serán aceptados?
Los dólares que dejarán de ser válidos en operaciones comerciales y bancarias incluyen aquellos con:
- Cortes o esquinas faltantes.
- Daños por humedad, moho o quemaduras.
- Manchas, decoloración o marcas que dificulten su autenticación.
Estos billetes serán considerados de alto riesgo y serán excluidos del sistema financiero por su vulnerabilidad ante la falsificación y otros usos indebidos.
Impacto en Argentina
En un país como Argentina, donde el dólar físico es una reserva de valor clave para ahorristas y comercios, la medida podría tener efectos inmediatos. Las entidades financieras locales, que operan bajo normas internacionales, podrían comenzar a adoptar estos nuevos criterios, reduciendo así la circulación de billetes dañados o deteriorados.
Cabe recordar que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) había extendido hasta el 31 de diciembre de 2025 el plazo para aceptar dólares de “cara chica” (anteriores a 1996) y deteriorados. Sin embargo, si la Fed aplica la medida a nivel global, esa disposición local podría perder vigencia práctica.
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Nuevos billetes con mayor seguridad
Como parte del mismo plan, la Reserva Federal también anunció que entre 2028 y 2038 emitirá nuevas versiones de los billetes de 5, 20, 50 y 100 dólares. Estos incorporarán tecnología de seguridad más avanzada para enfrentar los desafíos de la falsificación en la era digital. Aún no se revelaron detalles sobre los cambios de diseño o los mecanismos antifraude que contendrán.
La iniciativa forma parte de un esfuerzo más amplio por modernizar el efectivo estadounidense, al tiempo que se adapta a un contexto de creciente digitalización financiera y sofisticación del delito económico.





