Lionel Messi enfrentará este domingo una situación inédita en su brillante carrera: por primera vez jugará un partido oficial contra un equipo donde ya dejó huella. Será en el cruce entre Inter Miami y Paris Saint-Germain, por los octavos de final del Mundial de Clubes 2025, en Atlanta. Más allá de la relevancia deportiva, el duelo despierta atención por el peso simbólico y emocional que representa.
El rosarino nunca se cruzó ni con el Barcelona ni con el PSG desde su salida de cada uno de esos clubes. Ahora, el sorteo del certamen internacional lo pone cara a cara con el club parisino, con el que tuvo una despedida fría y cargada de tensión. Entre 2021 y 2023, Messi jugó 74 partidos, convirtió 32 goles y ganó dos Ligas y una Supercopa de Francia, pero nunca logró conectar con la afición, y su paso quedó marcado por episodios como la suspensión tras su viaje no autorizado a Arabia Saudita.
El partido también reunirá a viejos conocidos: junto a Messi, el Inter Miami contará con Luis Suárez, Sergio Busquets y Jordi Alba, quienes compartieron con él una de las etapas más gloriosas en el Barcelona. Entre los recuerdos imborrables está la histórica remontada del 6-1 al propio PSG en 2017.
Pero esta vez el presente es distinto: enfrente estará el actual campeón de la UEFA Champions League, un equipo consolidado, con aspiraciones claras de consagrarse en este Mundial de Clubes. Para el conjunto estadounidense, será un desafío mayúsculo y, quizás, una oportunidad única de escribir una página grande en su corta historia.
La expectativa crece: a diferencia del debut de Inter Miami en el torneo —con entradas accesibles y menor repercusión—, el Mercedes-Benz Stadium se prepara para un lleno total. Las localidades superan los 110 dólares y se espera un ambiente imponente, digno de un cruce con ingredientes de final anticipada.
Messi, una vez más, al centro de la escena. Pero esta vez, frente a su pasado.
