Este 19 de julio, Jairo cumpliría dos años. Pero no lo hará. El pequeño falleció el pasado 25 de junio tras una semana de idas y venidas al Hospital de Ceres, donde fue atendido por cinco médicos distintos, sin que ninguno detectara a tiempo la gravedad de su cuadro: Gripe A y neumonía bilateral.
Su madre, Maira, relató a EME Ceres con profundo dolor el calvario que atravesaron. La pesadilla comenzó el martes 10 de junio, cuando llevó a Jairo al hospital por fiebre alta. El diagnóstico fue una gripe común y le indicaron solo ibuprofeno. Al día siguiente, volvió cuatro veces con su hijo, sin mejoras, y tras estudios y una placa, el niño fue nuevamente enviado a casa, esta vez con dipirona y paracetamol.
El jueves 12, aunque sin fiebre, Jairo seguía mal. El viernes 13, una médica sugirió infección urinaria y volvió a mandarlo a casa. Y el sábado 14, con serios problemas respiratorios, Maira acudió desesperada al hospital. Le dijeron que los pulmones estaban “limpios” y, una vez más, le pidieron que se fuera.
Pero Maira no se conformó. Esa misma tarde, tomó un colectivo rumbo a Rafaela. Allí, el niño ingresó de urgencia: tenía el 98% de los pulmones comprometidos, y debió ser intubado. Entró en terapia intensiva y, tras dos paros cardíacos, sufrió muerte cerebral. Murió once días después, el 25 de junio.
“Jairo tenía todos los controles al día, todas las vacunas, y una madre presente”, señalan sus familiares, denunciando que la negligencia médica y la falta de compromiso le arrebataron la vida. En su memoria, y para que ningún otro niño sufra el mismo destino, la familia convoca a toda la comunidad de Ceres a acompañarlos este viernes 19 de julio a las 14 h frente al Hospital.
Allí realizarán una suelta de globos de colores, como los que tanto le gustaban a Jairo. El gesto simbólico busca transformar el dolor en un pedido urgente: que no haya más muertes por desidia, que el caso de Jairo no se repita, y que se haga justicia.





