Este viernes a las 13, el juez Lisandro Aguirre dará a conocer el veredicto en el juicio oral y público que se sigue contra el muralista santafesino Andrés “Cobre” Iglesias, acusado de abuso sexual con acceso carnal contra su expareja. El hecho denunciado ocurrió la madrugada del 17 de diciembre de 2022 en una vivienda de San José del Rincón, donde la pareja había comenzado a convivir.
Durante la jornada del jueves se realizaron los alegatos de clausura. El Ministerio Público de la Acusación, representado por los fiscales Luciana Escobar Cello y Matías Broggi, dio por acreditado el delito y solicitó una condena de 10 años de prisión. La querella elevó ese pedido a 15 años. Ambas partes también reclamaron que se le dicte prisión preventiva.
Por su parte, los defensores Sebastián Oroño e Ignacio Alfonso Garrone insistieron en que no se pudo comprobar con certeza el hecho denunciado y solicitaron la absolución del artista. En caso de una condena, pidieron que se imponga la pena mínima prevista por la ley: seis años de prisión. También rechazaron el pedido de prisión preventiva.
El testimonio de Iglesias
En su declaración, “Cobre” describió la relación con M., la denunciante, como “buena, con buen diálogo”, aunque marcada por cierta dependencia mutua. Afirmó que la noche del 16 de diciembre asistieron juntos a una fiesta de casamiento, donde discutieron porque él llegó tarde y ella lo acusó de mirar a otras mujeres. Según su versión, al día siguiente decidieron separarse de común acuerdo.
Aseguró que esa fue la primera noche que compartieron en la casa de Rincón, donde habían decidido convivir, pero negó rotundamente haber cometido abuso alguno.
La acusación
En contraposición, los fiscales destacaron que el relato de la denunciante fue sólido, consistente y emocionalmente expresivo. Aseguraron que la prueba reunida durante el debate —mensajes entre ambos, testigos del entorno de la víctima y contradicciones del propio Iglesias— refuerzan la veracidad de la denuncia.
Según M., el abuso ocurrió mientras dormía. Al despertar y confrontarlo, le dijo “me violaste”, a lo que él habría respondido minimizando lo ocurrido. Ella abandonó la casa esa misma mañana y regresó días después para retirar sus pertenencias.
La estrategia defensiva
La defensa, en cambio, cuestionó el relato de M. y la imparcialidad de las testigos, amigas de la denunciante, que según dijeron, ya tenían una imagen negativa del acusado por antecedentes judiciales previos. Además, argumentaron que los mensajes de WhatsApp demostraban un vínculo afectivo y no una relación violenta.
El debate llegó así a su etapa final, con las posturas enfrentadas: de un lado, la acusación sostiene que el hecho fue probado y reclama una condena ejemplar; del otro, la defensa niega la existencia del delito y solicita la absolución. La última palabra será del juez Aguirre, este viernes a la tarde.





