El entrenador de boxeo Carlos San Miguel, el primero en guiar los pasos de Alejandra “La Locomotora” Oliveras, recordó con profunda emoción a la exboxeadora fallecida el lunes a los 47 años. “Ella siempre estaba dispuesta a trabajar. Si había que hacer 400 abdominales, hacía 600. Si entrenábamos cuatro rondas de guantes, pedía cuatro más. Cuando algo no le salía, se enojaba y entrenaba el doble. Era así de temperamental”, contó en EME Deportivo.
San Miguel relató que conoció a Oliveras cuando ella se acercó al gimnasio antes de asistir a un casamiento y decidió quedarse. “Me sorprendió el ruido que hacía al golpear la bolsa. Ahí le dije a su papá que parecía una locomotora, y el apodo quedó para siempre”, recordó y agregó: “Tenía la fiereza y la potencia de un hombre, pero con el corazón y la dulzura de una mujer increíble”.
El entrenador resaltó también el compañerismo de Alejandra. “Siempre estaba apoyando a los demás. Si un compañero peleaba, era la primera en alentarlo desde el rincón. Tenía una energía que contagiaba a todos”, dijo. Además, remarcó su autenticidad: “Era frontal, sin filtro, auténtica como pocas. Nunca se guardaba nada y eso la hacía única”.
Sobre su carisma y personalidad, San Miguel agregó: “Era muy inteligente y marketinera sin haber estudiado marketing. Sabía cómo comunicar y motivar a la gente. Ese magnetismo le permitió inspirar a miles a entrenar y superarse”.
En relación a los últimos encuentros que tuvieron, San Miguel recordó un gesto que lo conmovió: “La última vez que la vi, me reconoció y me dijo: ‘usted tuvo mucho que ver en esto’. Esa gratitud era parte de su esencia”.
Para San Miguel, el legado de Oliveras es claro: “Nos enseñó que hay que luchar por lo que uno sueña, que la disciplina es todo. Se la va a recordar como era: auténtica, trabajadora, con un corazón enorme. Bien locomotora”.





