La chatarra espacial que cayó en un campo de Puerto Tirol, Chaco, el pasado jueves fue finalmente removida tras confirmarse su origen y realizarse los procedimientos de seguridad correspondientes.
El objeto cilíndrico metálico fue hallado por Ramón Ricardo González, propietario de las hectáreas donde apareció, y generó asombro entre autoridades y vecinos. Debido a la composición del material, se perimetró el área ante el riesgo tóxico que representa el polvo de fibra de carbono al contacto, según informaron fuentes policiales.
Las investigaciones iniciales determinaron que se trataba de una vaina de un tanque de combustible de un cohete, que contiene hidracina, un compuesto altamente tóxico. Por este motivo, el Centro de Investigación Aeroespacial de la Fuerza Aérea Argentina intervino para garantizar su retiro seguro.
Las autoridades también advirtieron a los pobladores sobre la posibilidad de que caigan otros tanques, dado que este tipo de restos suelen desprenderse sin control durante los lanzamientos espaciales. Las tareas de investigación y remoción concluyeron sin incidentes y con todas las medidas de seguridad.






