En el marco del Día Mundial del Cáncer de Pulmón, la neumonóloga Virginia Larivey dialogó sobre la preocupante realidad que rodea a esta enfermedad, hoy considerada la primera causa de muerte por cáncer a nivel global. Según explicó, el principal desafío es que el cáncer de pulmón “no da síntomas hasta que está avanzado”, lo que reduce drásticamente las posibilidades de tratamiento curativo.
Larivey señaló que, si bien no existe aún un programa de screening formalmente establecido por neumonólogos, sí se recomienda la realización de tomografías de baja dosis a personas mayores de 55 años con antecedentes de tabaquismo. Este método permite detectar tumores en etapas iniciales, cuando aún miden menos de dos centímetros y existe posibilidad de resección y curación.
Sin embargo, advirtió que este criterio deja afuera a dos grupos de riesgo: personas más jóvenes que desarrollan cáncer de pulmón y pacientes que nunca fumaron, pero que pueden enfermar por causas como el tabaquismo pasivo, la exposición ambiental o factores genéticos. Por este motivo, insistió en la necesidad de revisar consensos y ampliar los controles.
La especialista remarcó que cuando aparecen síntomas como tos persistente, falta de aire o tos con sangre, el tumor ya suele estar avanzado, limitando la posibilidad de cirugía y obligando a recurrir a quimio o radioterapia. En contraste, detectar precozmente un nódulo operable “puede salvar la vida del paciente”.
Larivey subrayó que todos los fumadores deben consultar al neumonólogo, no solo para detectar cáncer de pulmón sino también para diagnosticar EPOC, otra enfermedad muy prevalente. Recordó además que dejar de fumar produce beneficios inmediatos: mejora de la piel y el aliento, y reducción a la mitad del riesgo de muerte por infarto. No obstante, advirtió que el riesgo de cáncer de pulmón solo se iguala al de un no fumador después de 15 años de haber dejado el cigarrillo.
En su análisis, la neumonóloga fue contundente: “No podemos hablar de cáncer de pulmón sin mencionar al tabaco”. Enumeró además múltiples patologías asociadas al hábito: reflujo, gastritis, tumores de boca, esófago, estómago, colon y cáncer de cuello uterino asociado al HPV.
Finalmente, llamó a reforzar las campañas para evitar que niños y adolescentes comiencen a fumar. Larivey concluyó destacando que es posible y requiere acompañamiento médico y terapéutico: “Es fundamental que los pacientes sepan que no están solos. Dejar el tabaco salva vidas”.





