Paulo Vilouta contó de qué manera evitó que lo asaltaran: “Me dijeron ‘La plata y el celular, porque te boleteamos'”

El periodista de “Intratables” sufrió un intento de robo mientras estaba detenido con su auto en la esquina de Juan B. Justo y Santa Fe, en Palermo

A horas de que Maju Lozano fuera víctima de motochorros mientras cenaba en un bar y Paz Cornú se enterara de que habían robado en un local suyo mientras daba una entrevista televisiva, Paulo Vilouta también debió enfrentar un hecho de inseguridad.

“Es la segunda vez que me pasa”, dijo el periodista, quien vivió una circunstancia muy traumática cuando estaba detenido en un semáforo a bordo de su auto. Pero los hechos que enfrentaron Lozano, Cornú y Vilouta tienen otra semejanza: los tres ocurrieron en Palermo, con unas pocas cuadras de diferencia.

En la tarde del martes, el periodista se encontraba esperando la luz verde del semáforo de Juan B. Justo y Santa Fe. Antes de subir al coche había tomado todos los “recaudos” que considera necesarios porque “uno vive traumatizado acá”.

Trabó las puertas, cerró los vidrios, puso el bolso en el bául. Además, no había dejado el celular en un lugar visible porque “si se ilumina y es de noche, te rompen el vidrio”, dijo al contar lo sucedido en el programa Intratables.

“Estoy con el auto, (tengo) un centímetro abierto el vidrio -explicó Paulo-. Desde la parada del Metrobus, una señora me saluda y me dice algo; yo estaba distraído con eso. Y siento algo que me toca: era un chico, con tres dedos, agarrándome del pelo contra la ventanilla“.

Vilouta levantó entonces la vista. “Había dos chicos que tendrían 18, 19 años, y me dicen: ‘La plata y el celular, porque te boleteamos'”. La reacción del panelista del programa de Santiago Del Moro tuvo algo de consternación: “¿De qué me estás hablando?”, le dijo. Pero bastante más de reacción: “Atiné a tocar el botón para que suba el vidrio. Le agarró el dedo, sacó (la mano), me puteó”.

El relator no creyó que ahí fuera a terminar todo. Temiendo una una respuesta violenta, pensó: “Ahora me rompen el vidrio…”. Pero nada de eso: “Desaparecieron”.