Sólo 1 de cada 3 recién nacidos recibe leche materna exclusiva en el país

Desde la Sociedad Argentina de Pediatría advierten que la gran mayoría de los bebés de hasta 6 meses no son alimentados como se recomienda

Nicolás Maldonado

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Contra las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que indican alimentar a los niños exclusivamente con leche materna hasta los 6 meses de edad, sólo un tercio de los recién nacidos en Argentina cumple con este requerimiento esencial para su salud. El dato, que habla de la persistencia de fuertes barreras para el amamantamiento, surge de un informe difundido por la Sociedad Argentina de Pediatría al arrancar hoy la Semana de la Lactancia Materna a nivel mundial.

“En Argentina apenas el 35% de los menores de 6 meses recibe leche materna como fuente de alimentación exclusiva, relación que se da también en la gran mayoría de los países de medianos y bajos ingresos”, indica el documento de la Sociedad de Pediatría al enumerar los múltiples beneficios que esta práctica tiene tanto en la salud de los bebés como de sus mamás.

Y es que en los primeros seis meses de vida, la lactancia como fuente exclusiva de alimentación ayuda a “disminuir hasta un 36% el riesgo de muerte súbita y hasta un 58% tanto las infecciones del tracto intestinal como diarreas, generalmente causadas por virus, bacterias, parásitos u hongos, y que puede ser muy grave, sobre todo entre prematuros”, detalla el informe de la SAP.

En cuanto a la salud de las madres, “dar de mamar disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama y ovario. Se estima que en el mundo gracias a la lactancia se evitan casi 20 mil muertes anuales por cáncer de mama y esta cifra podría duplicarse si se mejorasen las prácticas de amamantamiento. Además, se reduciría el riesgo de diabetes tipo 2 y de depresión post parto”, sostienen desde la entidad profesional.

No menos importante son los efectos que la lactancia materna tiene sobre el ausentismo laboral. “Como los niños se encuentran más protegidos contra agentes patógenos, se enferman menos, y así las madres tienen menor necesidad de faltar al trabajo”, afirman desde la SAP al señalar la importancia de que las mujeres cuenten con “políticas laborales para que puedan compatibilizar su vida productiva y reproductiva, licencias por maternidad, jornadas laborales reducidas y espacios amigos de la lactancia en sus áreas de trabajo”.

BARRERAS Y DERECHOS

Las barreas laborales que encuentran las madres para amamantar se han convertido durante los últimos años en una de las principales causas de que dos terceras partes de los recién nacidos no sean alimentados como deberían en nuestro país. De hecho, ocho de cada diez argentinas afirman no poder conciliar la lactancia con su trabajo, según surge de una encuesta nacional que la Liga de la Leche presentará hoy.

Como se desprende de ese estudio, realizado por la consultora Voices entre 1880 mujeres de todo el país, el 65% de ellas sólo dispone en su ámbito de trabajo de un baño para amamantar o extraerse leche, el 41% lo hace en un lugar sucio y el 76% afirmó que no tiene dónde sentarse. Por otro lado, el 24% carece o no tiene cerca un sitio para lavarse las manos y casi el 30% no puede acceder a una heladera donde conservar la leche para el bebé.

“En nuestro país no hay cultura de amamantamiento en lo laboral. El baño sigue siendo la opción de descarte para extraerse leche o amamantar. Los relatos son desoladores por todos los obstáculos que deben afrontar las madres”, afirman desde la Liga de la Leche.

Las barreras en torno al amamantamiento persisten en nuestro país pese a la existencia de un marco legal que busca propiciarlo. De hecho, las madres argentinas que trabajan o estudian cuenta con leyes de protección a la alimentación natural, que en la mayoría de los territorios les proporcionan 90 días de licencia para que estén con sus bebés, brindándoles la mejor opción nutricional, que es la leche que producen.

Además, hasta el año o incluso los dos años, las madres tienen como derecho la ‘hora de lactancia’ por jornada laboral o educativa, que les permite ingresar una hora después o retirarse una hora antes de su horario normal.