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domingo, junio 16, 2024

Sexo, traición, poder y dinero: las enigmas del crimen de Nora Dalmasso que podría quedar impune

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Marcelo Macarrón se prometió no dar entrevistas, aunque por dentro siente el impulso de desahogarse. A casi doce años del femicidio de su mujer, Nora Dalmasso, de 51 años, se convirtió en el principal sospechoso. Lo último que le dijo a su abogado simboliza los días de tensión que vive en su casa de Villa Golf, el barrio cerrado de Río Cuarto donde Nora fue estrangulada el 26 de noviembre de 2006:

–Esto es pura ficción, ni las series policiales de Netflix llegaron a tanto.

Su abogado, Marcelo Brito, insiste en que la pesquisa es poco seria. “Se pasa de un invento a otro. Cómo la acción penal de la causa está por prescribir cuando el 26 de este mes se cumplan los doce años del hecho, buscan inculpar a alguien”, le dijo a Infobae.
El último sospechoso, que se suma a la larga lista, es Daniel Lacase, amigo y ex abogado de Macarrón. “No está imputado, solo son trascendidos periodísticos”, le dijo a este medio una fuente judicial. Pero por si acaso, el jueves Lacase y sus abogados se presentaron en los Tribunales de Río cuarto. Dejaron un escrito en el que se presta a colaborar en el esclarecimiento del crimen que en su conmovió al país.

La familia de Nora pone las manos en el fuego por Macarrón. Sus hijos Facundo y Valentina también. La investigación, treinta cuerpos de un expediente de más de seis mil fojas, podría dividirse en episodios, como las series a las que se refiere el viudo.

El abogado poderoso

Daniel Lacase siempre tuvo fuertes contactos políticos. Llegó a ser segundo en la Secretaría de Lucha Contra la Drogadicción en el menemismo. Viene de una familia peronista: su padre integró la lista de candidatos del PJ cordobés y su madre fue colaboradora de Eva Perón.
Estoy convencido de que el asesino está en Río Cuarto“. Eso dijo Lacase los días siguientes al asesinato.

Además de asistir a su amigo Macarrón fue una especie de vocero. Viajó con él a Punta del Este, donde Macarrón ganó un torneo de golf mientras a su mujer le quedaban horas de vida. Por esos días, Lacase también declaró: “No vamos a permitir que enloden al Gobierno de (José Manuel de la Sota)”, dijo en una entrevista días después del crimen. Otra frase suya instaló la pista de los amantes: “A Nora no hay que juzgarla por un último desliz“.

La casa donde vivía y mataron a Nora Dalmasso
La casa donde vivía y mataron a Nora Dalmasso

En el primer mes de investigación, Lacase fue señalado de pagarles las cuentas y el alojamiento a los detectives de la División Homicidios de la Policía Federal de Córdoba.
Ahora se lo menciona como el próximo involucrado. Un testigo declaró que en Punta del Este, durante el viaje que Lacase, Macarrón y un grupo de amigos hicieron para jugar un torneo de golf, tenía 20 mil dólares en efectivo. Los investigadores se preguntan si ese dinero fue para pagar el presunto vuelo privado de Macarrón de Uruguay a Córdoba o para contratar a un sicario. “Ese dinero fue depositado a una cuenta del propio Lacase, la pista del móvil económico está agotada y se investigaron todas las cuentas de mi cliente“, afirma Brito a Infobae.

Enrique Zabala, que tomó parte de la causa como abogado defensor de Gastón Zárate, el albañil que estuvo imputado, siempre apuntó al círculo del poder de Río Cuarto y consideró desde un principio que se trató de un crimen premeditado. “Siempre puse a Lacase en el centro de la escena. En un principio fue vocero de Macarrón y lo primero que pensé fue que se trataba de un blindaje como para unificar la versión y la comunicación con la prensa. El vocero de alguna manera instaló la teoría de los amantes. Es un hombre ligado al poder político, que de entrada apareció en este caso. Recuerdo al gobernador (José Manuel) De la Sota diciendo que no le creía al fiscal, lo que fue una interferencia del poder político en un hecho penal. Que Lacase haya vuelto al centro de la escena tras la muerte de De la Sota no creo que sea casual”, analiza Zabala a Infobae.

El viudo y el asesino a sueldo

Marcelo Macarrón, fue imputado por el fiscal Daniel Miralles, quien reemplazó a su colega Javier Di Santo, de cuestionada actuación en el caso. A su vez, Miralles fue apartado del caso y en su lugar fue designado Luis Pizarro. El nuevo fiscal también centró la investigación hacia la pista Macarrón.

Indignado, Macarrón le dijo a su abogado Brito: “Todo esto es una locura, estamos en manos de corruptos y cocainómanos. Están alterando la Ley, están sobre la familia Macarrón permanentemente sin investigar ninguna otra teoría y nosotros somos los damnificados“.

La pista Macarrón tiene dos vertientes. Una apunta al viudo como el presunto autor intelectual del crimen. Es decir: mientras jugaba al golf en Uruguay con amigos, un asesino contratado por él mataba a su esposa. ¿El móvil? Una traición amorosa o algo que supuestamente sabía la víctima sobre los contactos políticos y económicos de Macarrón. Ni siquiera se sabe si es verdad la existencia de esos vínculos políticos del traumatólogo Macarrón, señalado como supuesto testaferro de un poderoso político, otra versión que se diluyó en su momento.

La otra sospecha es que el mismo Macarrón se tomó un avión desde Uruguay para matar con sus propias manos a su mujer. Pero nadie lo vio y su coartada no pudo ser derribada. Es más: tuvo sexo con su esposa horas antes del asesinato y por eso el líquido seminal hallado en la escena del crimen es suyo. “Que me acusen a mí y hayan acusado a mi hijo es una canallada gigantesca”, le dijo hace cinco años Macarrón al autor de esta nota. Siempre sospechó que a Nora la mató un psicópata.

“Trabajo en medicina y veo que hay mucha gente drogadicta, pasada de vuelta, que toma mucho alcohol y veo que todas esas cosas llevan a escenas como esta. Creo que esto es una locura; en una persona coherente, no puede entenderse que la asesinara. Si se supone que es un amante, qué gana asesinándola, la podría haber seguido teniendo como amante, si yo era totalmente inocente, no sabía. Nunca supe nada”, dijo hace once años.

La pista “Edipo”

Una de las imputaciones más polémicas fue la de Facundo Macarrón, el hijo de Nora. Se la llamó “La pista Edipo”. Sin ninguna prueba (ni siquiera lo ubicó cerca de la escena del crimen), Di Santo dedujo que Facundo había entrado en la casa con sus llaves (después de manejar bajo la lluvia 230 kilómetros desde Córdoba, donde vivía y cursaba Derecho) y que había manoseado a su madre, con quien estaba peleado porque ella no estaba de acuerdo con su orientación sexual.

La gran razón por la cual sospechó de mí es porque no cuadraba dentro de lo que él consideraba un buen hijo de familia, quizá por mi sexualidad. Me siento discriminado“, dijo Facundo años atrás. Tiene su propio sospechoso, cuyo nombre mantiene en secreto: “Preferiría no compartirla porque es algo de lo que no estoy muy seguro”.

El tiempo le dio la razón a Facundo y la acusación se cayó. “Dios quiere que nosotros hagamos uso de nuestra entereza, que defendamos nuestros valores, luchemos contra la hipocresía de personas que verdaderamente no saben lo que hacen, nos consolidemos como personas, como familia, Dios sólo quiere nuestra felicidad, y allí la razón, el ‘Para qué’ de todo este sufrimiento, de la cruz con la que debemos cargar”, escribió Facundo en una carta meses después del asesinato.

El obrero que trepaba como un gato

Al mismo tiempo que Di Santo acusó a Facundo, imputó a Gastón Zárate, un albañil que había trabajado en la casa de Nora días antes del femicidio. Lo llamativo es que mantuvo las dos imputaciones pese a que una anulaba a la otra. Al llamado “perejil” del caso, lo acomodó a otra hipótesis: lo consideró un hombre obsesionado con su patrona al punto de no poder trabajar porque no dejaba de mirarla. El móvil era el robo (aunque a Nora no le robaron nada) y sospechaba que había entrado por la ventana con “andar felino”. En cambio, decía que Facundo había entrado con sus llaves por la puerta principal. El fiscal interpretó que el obrero había violado a la víctima con acceso carnal.

Daniel Miralles, el ex fiscal del caso
Daniel Miralles, el ex fiscal del caso

“La acusación contra mi defendido fue un disparate, lo usaron para tapar los sospechosos ligados al poder”, dice Zabala, abogado de Zárate. El denominado “perejil” del caso fue liberado después de una manifestación popular en Río Cuarto.

Los 18 falsos amantes

La pista “amantes” apuntaba a un juego sexual (llamado asfixiofilia, que retrasa el orgasmo a partir de un ahorcamiento, lo que fue desmentido pocas horas después del crimen) o a un femicida despechado que no aceptó el rechazo de Nora.
Junto a la Policía de Córdoba, el por entonces fiscal Di Santo se encargó de difundir en off la vida amorosa de la víctima como si fueran chismes de barrio. Macarrón había probado su coartada con fotos, documentos y testigos: mientras mataban a Nora ganaba un torneo de golf en Punta del Este.

“Le harán ADN a los 18 amantes de Nora”, llegó a titular un diario en ese entonces. Pero en el expediente figura que Nora tenía un solo amante, y era uno de los amigos de Macarrón que viajó a jugar al golf con él mientras la mataban. Por entonces se vendían remeras en Mercado Libre con esta inscripción: “Yo no estuve con Norita”.

La noche del crimen, Nora cenó con cinco amigas. Ninguna de ellas notó nada extraño.

Los supuestos amantes desfilaron por Tribunales. Uno de ellos fue Miguel “el Francés” Rohrer, el empresario agropecuario que era cercano a la familia. Los investigadores apuntaron también a Guillermo Albarracín, contador, amigo de la familia Macarrón, como uno de los amantes confesos de Nora. “Hola reina, me gustaría estar con vos ahora”, habría sido uno de los mensajes de texto que le mandó a ella, según difundieron los pesquisas. El abogado Víctor Daniele también tuvo que ir a declarar: fue señalado como “amante” de Nora y sospechoso, pero al parecer no era ninguna de las dos cosas.

Por esos días no se descartó realizar rinoscopías a los sospechosos. Y todo por una sospecha de los peritos: que era probable que el asesino haya estado bajo el efecto de la cocaína y por eso en el semen hallado no encontraron espermatozoides. La otra posibilidad, analizaban, era que al hombre que tuvo sexo con la víctima se le haya practicado una vasectomía.

La despechada

Otra pista que se siguió, y se desvaneció por inconsistente, fue la de la mujer de uno de los presuntos amantes de Nora que contrató a un asesino a sueldo para eliminarla y cobrar venganza.
Un policía de la División Homicidios que trabajó seis meses en el caso sospecha de uno de los presuntos amantes. “Es mentira que se hayan profundizado todas las líneas investigativas. Creo que se tendría que haber investigado más a uno de los amantes de la víctima, un empresario que fue mencionado pero quedó en la nada. Quizá porque era meterse con la burguesía y destapar la hipocresía y la doble vida de un sector de la sociedad. Es más, aparentemente ese hombre no vive más en Córdoba”, dijo el detective, que trabajó en más de 700 homicidios y lleva más de veinte años en la fuerza.

El secreto de un viejo forense

Osvaldo Raffo pasa sus días obsesionado con el enigma del único gran caso que no pudo resolver. El detective que examinó la mente del asesino Carlos Robledo Puch, hizo la autopsia de Alicia Muñiz –la mujer asesinada por Carlos Monzón- y reveló quiénes habían matado al soldado Omar Carrasco, tiene una hipótesis que no puede probar.

Una de las tantas pericias realizadas en la casa
Una de las tantas pericias realizadas en la casa

Creo saber quién mató a Nora Dalmasso, pero no lo puedo decir ni probar“. Eso dice Raffo en su intimidad. Su pensamiento secreto no está basado en ninguna prueba científica, sino en su intuición. En lo que sintió aquella mañana de diciembre de 2007 cuando entró en la casa donde el 26 de noviembre de 2006 mataron a Dalmasso en su casa del country Villa Golf de Río Cuarto.

El perito pidió quedarse solo, como si pretendiera aprehender la ausencia del asesino. En su informe, que elaboró junto al detective Raúl Torre, Raffo apuntó a la hipótesis de violación cometida por un extraño. Pero no quedó conforme. En su interior daba vueltas otra idea. Pero no tenía pruebas para desarrollarla. Lo que piensa es distinto a lo que escribió en su dictamen.
Además llegó a la conclusión de que en el caso Dalmasso no se cuidó la escena del crimen y se la expuso a una contaminación. Por la habitación de Nora desfilaron 27 personas, entre ellas el cura amigo de la familia que por pudor tapó con una frazada el cuerpo desnudo. La autopsia fue mal hecha, según dictaminó el forense Osvaldo Raffo cuando asistió a la familia Dalmasso. El argumento del viejo investigador fue irrefutable: sus colegas no habían hecho la necropsia, fundamental para determinar si la víctima recibió golpes en su cabeza. Pasaron casi doce años pero los pesquisas no son capaces de decir con certeza si Dalmasso fue violada o si tuvo relaciones consentidas violentas.

El político

Uno de los sospechosos fue Rafael Magnasco, que por el escándalo tuvo que renunciar a la Secretaría de Seguridad de Córdoba. El ex funcionario se presentó ante la Justicia para que le practicaran un examen de ADN y lo compararan con las muestras del semen encontrado en el cadáver. No hubo nada que lo involucrara. De hecho ni siquiera habría sido amante de la víctima. Este episodio marcó el final en la carrera política de Magnasco. Su abogado por entonces era Jorge Valverde, que ahora defiende a Lacase.
“A mí me involucraron, no sé si fue político o fue personal porque yo estaba trabajando con en la Secretaría de Seguridad. No sé quién la mató. El error de la investigación fue cambiar tanto de hipótesis. Decían que no descartaban ninguna, pero no investigaron todas a la vez, se cerraban en una y perdían tiempo para otras”, dijo Magnasco a la prensa.

Le inició una demanda millonaria contra la Provincia que se tramita en el Juzgado Civil de 6° Nominación y asegura que está “en una etapa avanzada”.

El juego de la olla y la mentira de “Marilyn”

Una de las hipótesis más alocadas, que se desvaneció por el peso de la mentira, fue impulsada por una prostituta de Río Cuarto. “Yo participaba en fiestas sexuales con Norita y su marido, y además ella y sus amigas contrataban taxi boys de las villas, pero acá hay algo muy oscuro que quieren tapar“, dijo la mujer, que se hacía llamar Marilyn. Cuando el fiscal Di Santo la llamó a declarar, la mujer confesó entre lágrimas que había mentido. La imputaron por falso testimonio.
Una de las primeras versiones que surgieron en la fiscalía se asemejaba a una versión de las sombras de Grey. Se dijo que Nora y su marido participaban en reuniones nocturnas con otros matrimonios en los que ponían las llaves de sus casas en una olla. Se mezclaban las llaves hasta que las iban sacando de a una. Ejemplo: una mujer sacaba una llave y debía irse con el dueño de esa llave.

El sicario colombiano sin armas

Pero la pista de la fiesta sexual con prostitutas no fue la más insólita. Hubo otra que llegó a ser investigada: una denuncia anónima afirmó que el asesino de Dalmasso había sido un sicario colombiano que viajó a Río Cuarto sólo para estrangularla. Pero no hay ningún rastro ni registro que haya probado la presencia de ese asesino.

“Esto es como una novela absurda”, se quejó Facundo Macarrón cuando un amigo lo llamó por teléfono para contarle la novedad. En ese momento, los canales de noticias mostraban la imagen de Hugo Armando Trujillo Ospina, el presunto sicario colombiano que ahorcó a Nora.

Mientras se acerca el fantasma de la prescripción, el asesinato de Nora Dalmasso envuelve un enigma dentro de otro enigma. Macarrón teme ir preso, jura que es inocente y recuerda que la última vez que vio a Nora, ella lo besó, lo abrazó y le dijo:
–Mucha suerte, vas a ganar.

A las pocas horas, Macarrón alzó una copa en un torneo de Golf. Y Nora veía, como imagen final de su paso por esta vida, los ojos de su asesino.

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