Día del niño por nacer: “Que el árbol no nos tape el bosque”

El origen de la celebración tiene que ver con el derecho a la vida, pero no el único derecho de los niños por nacer. La reflexión no se debe agotar en el tema del aborto, que además ya tiene una ley en nuestro país, también es necesario discutir las condiciones en las que se gestan y llegan a la vida lo niños en nuestro país.

En Argentina, el día del Niño por Nacer se celebra cada 25 de marzo. Fue declarado el 7 de diciembre de 1998 por iniciativa del entonces presidente Carlos Saúl Menem en el decreto número 1406/98, luego de una entrevista con el papa Juan Pablo II en la Ciudad del Vaticano.

La fecha busca conmemorar, promover y defender la vida humana desde la concepción en el vientre de la madre.

Más allá de ésta cuestión que se discutió largamente en nuestro país con motivo de la Ley de interrupción voluntaria del embarazo, donde cada sector, verde o celeste intentó defender sus argumentos, hoy cuando se habla de los derechos del niño por nacer, se debería ir un paso más adelante.

Los derechos de una vida naciente, seguramente comienzan con eso, con la decisión de su madre y a veces también su padre de darle vida, pero no se agotan allí. Un niño que está siendo gestado, en cualquier etapa del embarazo tiene derechos en los que muy pocos recalan.

Derecho a que su madre puede realizarse controles médicos periódicos, derecho a una buena alimentación de la gestante, derecho a ser recibido en un ambiente propicio, como sería y una casa con las condiciones mínimas de habitabilidad… En fin cuestiones que en muchos casos, no se cumplen, no sólo antes, sino tampoco después del nacimiento.

Y si bien la fecha tiene una connotación religiosa, porque coincide con la Anunciación, el momento en el cual la virgen María acepta concebir en su vientre al Hijo de Dios, limitarlo a eso y al derecho mismo a la vida, sería una injusticia más, una hipocresía.

Hay cientos de madres en nuestro país que ni siquiera evalúan la posibilidad de un aborto, aún sabiendo de las dificultades que significa la llegada de un hijo. Por eso, por esas madres y esos niños es necesario que en el día del niño por nacer, contemplemos “los otros derechos” que ya tienen esas criaturas y pocos se preocupan por hacerlos cumplir.

Por eso digo “que el árbol no nos tape el bosque”, que la discusión sobre el aborto no se lleve todo el compromiso de una parte de la sociedad que si cree en el derecho a la vida, más aún debe creer y trabajar por el derecho a la salud y las condiciones dignas.