Es norteamericano, sobrevivió al 11-S y se mudó a Argentina: “Es uno de los mejores países del mundo”

David English el 11 de septiembre de 2001, tras ser sorprendido por el impacto del vuelo 175 de United Airlines contra una de las Torres Gemelas, decidió migrar y se radicó en la provincia de Mendoza.

En charla con “Punto de partida” por radio EME aporta su mirada sobre lo que paso


David creció en Nashville, capital del estado de Tennessee y cuna de la música country en Estados Unidos. Criado en el seno de una familia tipo (padre, madre y un hermano), se describe a sí mismo como “un soldado del sueño americano”.

A los 30, cuando se convirtió en testigo y sobreviviente del atentado terrorista suicida, trabajaba como consultor en una empresa de telecomunicaciones. A pesar de corta edad, dice, había planificado todo para alcanzar lo que en Estados Unidos llaman el “American dream”. “Básicamente, consiste en tener tu propia casa, tu familia, plata ahorrada en el banco y un trabajo estable”, explica David acerca del ideal que guía la cultura y sociedad de los EE.UU.

“Papá, estoy bien”

Tras el impacto del primer avión, David siguió el consejo que más de una vez le dieron sus padres. “Cuando pase algo malo no te quedes mirando”, le insistían.

Aquella mañana del 11-S, el joven de 30 años puso en práctica la recomendación que le inculcaron de pequeño y escapó de la zona. “Corrí dos cuadras hasta una estación de subte, encontré un teléfono público y llamé a mi papá para avisarle que estaba bien. Apenas colgué, explotó el segundo avión”, recuerda David que, de milagro, se metió en subterráneo y logró llegar sano y salvo a su casa.

Los días posteriores al atentado fueron duros. “Yo vivía justo al otro lado del Río Hudson, en frente de la Zona Cero, así que conviví con todos los olores y el humo tóxico durante varios días”, dice David y cuenta que muchos de sus vecinos trabajaban en las Torres Gemelas. Él se enteraría de que habían fallecido con el paso de las semanas y, para graficar la forma, trae a colación una anécdota.

“En Nueva York, todos los días te dejan el diario en las puerta de tu departamento. Normalmente, la gente lo recoge en la tarde o en la noche, cuando regresan del trabajo. En mi complejo había muchos departamentos que, durante varios días, acumulaban y acumulaban diarios en sus puertas. Ahí entendí que esas personas nunca iban a volver”.

La partida

Todas esas experiencias, dice David, lo convencieron de mudarse “lo más lejos posible de la Zona Cero”. Aunque había viajado y vivido en muchos lugares del mundo, como Japón, Australia, y Europa, el norteamericano decidió instalarse en Argentina y desde entonces (hace ya casi veinte años) vive en la provincia de Mendoza.

“En 1998 estuve seis semanas en Argentina. A través de un programa de intercambio del Rotary Club, recorrí la Patagonia, Mendoza y Buenos Aires y me hospedé en las casas de familia. Fue una experiencia muy intensa y, de alguna manera, me enamoré. Me enamoré de Argentina y los argentinos”, asegura David que, para fines de 2001, decidió migrar nuestro país e instalarse en la provincia de Mendoza.

Aunque primero pensó en Buenos Aires o en Córdoba, se terminó inclinando por “la tierra del sol y del buen vino”. “Elegí Mendoza por una combinación de factores. Desde el clima y la montaña, pasando por las bodegas y la buena comida, hasta la calidez de su gente. Me parecía un lugar fantástico para empezar un negocio ya sea asesorando inversores o trabajando con turistas extranjeros. Lo vi como una gran oportunidad”, dice.

El idioma nunca fue una barrera. Había estudiado español en el secundario y, también, tomó clases particulares para perfeccionarse.