La automotriz General Motors radicada en la localidad de Alvear en el sur de la provincial de Santa Fe profundizó una reducción de personal en su fábrica que ya alcanza al 50% de su dotación en menos de dos años.
Según fuentes del Smata, los montos ofrecidos a los trabajadores con más de 15 años de antigüedad, rondaron el 120% de la indemnización legal, aunque remarcaron que la empresa hace tiempo no incorpora personal.
Actualmente la automotríz está centrada en la producción del Chevrolet Tracker, que se ve fuertemente afectada por la caída de la demanda en Brasil, su principal destino exportador.
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El proceso de ajuste viene acompañado de paradas de planta, suspensiones y un esquema que contempla una semana sin actividad por mes en el segundo semestre del año, con pago del 75% del salario a los operarios.
El secretario general de Smata Rosario, Sergio Gazzera, adelantó que el panorama para 2026 se avizora “igual o peor” en términos de actividad y empleo.
El impacto regional es significativo: la pérdida de ingresos salariales retrae el consumo y genera incertidumbre en la cadena autopartista, que ya venía golpeada desde la discontinuación del Cruze en 2023.
El escenario nacional muestra además señales mixtas: mientras la producción acumulada entre enero y octubre creció un 2,8%, las exportaciones cayeron 7,7% por el desplome en Brasil, y el sector opera con una capacidad instalada del 59,4%. En paralelo, suben las ventas internas, pero ese repunte no alcanza para compensar la crisis exportadora que condiciona a la planta de Alvear.
General Motors es hoy una muestra visible del problema estructural que atraviesa la industria: caída de exportaciones, apertura importadora, retracción del mercado regional y pérdida progresiva de puestos de trabajo que golpea de lleno a la base metalmecánica del país.





