«En este patio crecí, corrí y me formé como persona. En este patio también soñé… Ahora ver a los chicos con una pelota, jugando en esa pista, me trae muchísimos recuerdos. Todos tenemos que soñar y creer en que podemos. Con esfuerzo, sacrificio y perseverancia podemos llegar al lugar que deseamos o queremos», dijo Marcelo Gallardo como preámbulo para una imagen inusual: el entrenador de River, quebrado, con lágrimas en sus ojos.
«Gracias a los organizadores, a las maestras, a la directora, a los chicos, a la prensa por haber venido hasta acá… Gracias a todos. Y gracias a mi papá«, agregó y no pudo seguir hablando, sentado en el patio de la escuela Nª 12 Almirante Brown de Merlo, a la que volvió después de 30 años.
«Estoy emocionado. Desde que entré por esa puerta se me vinieron emociones y recuerdos muy lindos. Hace 30 años que pisé este lugar por última vez y son emociones todas juntas. Todavía estoy medio sensible por estar compartiendo este momento con ustedes», cerró su idea, emocionado.





