Crece en Rosario la demanda de harina y cae la venta en las panaderías

Con más tiempo libre y adentro de casa producto de la cuarentena, los rosarinos están comprando mucha cantidad de harina para hacer panificaciones caseras. Las redes sociales y los grupos de WhatsApp pueden dar testimonio de la cantidad de fotos de una gran variedad de creaciones culinarias que hacen las familias, parejas y amigos que aprovechan los ratos de ocio para aprender o desplegar su conocimiento sobre pastelería, panes, distintos tipos de pasta y hasta facturas.

El fenómeno está más que nada ligado a los barrios del macrocentro, donde el precio de un kilo parte entre los 45 y 50 pesos. Allí a veces hay problemas para conseguir harina cuatro ceros de un kilo, que es más blanca y refinada, y se utiliza para hacer pastas y repostería. Sin embargo, aseguran que el stock “está asegurado”.

“En estas zonas, donde la harina es un elemento que no se vende nunca, está teniendo un consumo desmedido. La gente, sobre todos los jóvenes, que nunca tienen tiempo, hoy están en casa y nos quiebran el stock constantemente, de ese y otros productos. Pero se repone”, aseguró Juan Milito, del Centro Unión Almaceneros.

En los comercios se consigue, aunque en menor cantidad, la tres ceros, que se usa para hacer pan, pizzas y algunas pastas. Esta harina es de un color más amarillo, tiene más gluten y sirve para masas más fuertes. Los productos elaborados con este tipo de materia prima, como ciertos tallarines, muestran pequeñas pintitas oscuras, que es la cáscara del trigo.

También se registra en los comercios de proximidad del macrocentro una gran salida de levadura, tanto la fresca como la que viene en polvo, que a veces se agota. Y en algunos locales incluso hay faltante de las clásicas cajas con premezcla para hacer bizcochuelos, pizzas, chipá o ñoquis. Otros productos cuya venta creció son las masas de tarta y discos de empanadas.

“Me quedé sin harina y por ahora no consigo. Los proveedores me dicen que no tienen. La gente joven empezó a cocinar para matar el tiempo. Antes duraba más el stock y sólo la compraban los mayores y ancianos”, comentó Bruno Giai, que tiene un autoservicio en San Juan al 2400.

Abastecimiento

Desde la Cámara de Supermercados de Rosario coincidieron en el análisis, aunque afirmaron que el producto se consigue. “Es un fenómeno del macrocentro. En un barrio populoso si no tenés harina, que es lo que se vende, tenés que cerrar el negocio. Puede que falten algunas marcas, pero hay otras. Sí es cierto que en otras zonas, donde es más raro su consumo, los comerciantes no estaban stockeados”, apuntó el titular de la entidad, Sergio López.

Para el supermercadista, se trata de una circunstancia cultural ligada al tiempo libre. “Bajo la cuarentena, muchos descubren que existe un mundo distinto que es elaborar productos en sus casas, como hacer pan con harina. Eso no existía y tiene que ver con esta situación diferente, que también está perjudicando a las casas de comidas con delivery”, explicó.

Sin embargo, López aseguró que “el abastecimiento está asegurado”, y recomendó no acopiar productos y comprar en los negocios de cercanía, tengan el tamaño que tengan. “Primero hay que cuidar la salud de las personas, que salgan lo menos posible, y eso ayuda en la compra diaria y ordenada a que no haya avivadas en los precios. La ley del comercio es demanda y oferta, y cuando hay mucha demanda los formadores de precios mueven los números”, aclaró el comerciante.

Sin dar lugar a preocupaciones por la falta del producto, el fenómeno social de un repliegue a la intimidad de cocinar en casa también sirve de retrato de una época donde la vida cotidiana ha sido trastocada, quizás para dejar algunas marcas imborrables.