Hace 14 años se “iluminó” en Quito y hoy venden snacks de papa y batata 100% naturales

Trabajan con productores directos. “La mayoría son familias productoras. Con la batata trabajamos con la segunda generación de batateros”, destaca el fundador.

Bajo la premisa de crear snacks naturales sin adicionales ni saborizantes e inspirados en la comida latinoamericana, cuatro amigos decidieron fundar Alwa Chips, una empresa que nació en 2014. La marca tiene un fuerte interés en las economías regionales y desde hace años trabajan con los mismos productores que les proveen de papas y batatas.

“Son productos como los que harías en tu casa, sin blanqueadores ni químicos agregados. Incluso, todo el proceso es artesanal y tenemos un cocinero que está presente en todas las etapas”, explica Ezequiel Ferrario, socio gerente de la compañía.

Todo comenzó hace 14 años, cuando el empresario hizo un viaje de negocios a Quito, Ecuador. Allí se reunió con un colega y decidieron ir a tomar una cerveza. Pero cuando el mozo trajo la bebida también llevó snacks para picar. “¿Qué es esto?”, preguntó Ezequiel. Él esperaba la clásica picada de papas fritas y palitos, pero lo que había sobre la mesa eran habas fritas. “Yo no conocía el producto y me pareció riquísimo”, confiesa.

Al día siguiente, decidió ir a un supermercado y advirtió que la góndola de snacks era completamente distinta a las argentinas. “Eran productos naturales salados y no había cosas elaboradas tipo 3D o chizitos. Aproveché y compré bolsas de plátanos, habas, mandioca y remolacha para probar. Me di cuenta de que todo era riquísimo, más natural y saludable”. En ese momento se dio cuenta de que en la Argentina no había productos similares y que era una veta interesante para explotar.

Le contó la idea a sus amigos del colegio Hernán, Facundo y Matías, y entre los cuatro iniciaron el proyecto. “Queríamos ofrecer productos 100% naturales y traer nuevas opciones al mercado para ciertos segmentos de la población”, sostiene Ezequiel.

Comenzaron con una línea de papas naturales “bien de campo”. “Le dejamos la cáscara, el corte es un poco más grueso y las freímos con el mejor aceite sin agregados ni conservantes. Tal cual uno come en su casa: papas fritas, sal y nada más”, narra.

Producción

La empresa tiene la fábrica en Pilar y los tubérculos los compran a productores directos que tienen su propia siembra, cosecha y logística. “Por un tema de calidad y confianza, queremos que la materia prima que consumimos sea de la mejor calidad. Hace años que nos proveen siempre los mismos”. Incluso, los cultivadores con los que trabajan tienen campos en otras provincias, por un tema de estacionalidad para que no haya faltante.

Gran parte del año, la papa proviene de la zona de Balcarce, y en invierno la producción se traslada a Córdoba. Ya para la primavera, traen la papa de Tucumán y Salta. En tanto que la batata llega de la localidad bonaerense de San Pedro; en media estación, de Santa Fe y luego de Formosa.

“La mayoría son familias productoras. Con la batata trabajamos con la segunda generación de batateros. A uno de los chicos lo conozco desde que tenía 20 años, y ahora en estos últimos siete comenzó a desarrollar todo nuestro proyecto de batata frita”. Según contó, antes solían vender sus productos a correccionales bonaerenses o en el mercado central. “Nosotros le cambiamos la clientela y le generamos un volumen de venta bastante grande”, explica.