Las restricciones a la movilidad, el miedo al contagio por covid y el ambiente de incertidumbre a nivel sanitario hicieron que la gente postergara la visita al médico y se realizara estudios y terapias. Especialistas estiman que en el mundo se redujo su detección en un 30%.
Este mes, precisamente el 17 de junio, se celebró el Día Mundial del Cáncer de Riñón. En ese marco, especialistas advirtieron que, por temor al contagio de coronavirus, se demoraron los diagnósticos de esta patología y sus tratamientos. La asociación civil VICARE (Vivir con Cáncer Renal) reconoció que, en líneas generales, la gente no está realizándose chequeos médicos por el contexto de pandemia y por el miedo a contraer COVID-19, aunque remarcaron que los pacientes “no deben seguir postergando estos estudios clínicos, ni interrumpir los tratamientos porque el cáncer avanza, sin esperar a que pase la pandemia”.
“Las restricciones a la movilidad, el miedo al contagio por covid y un ambiente de incertidumbre a nivel sanitario hicieron que la gente demorara la visita al médico, la realización de estudios y que se interrumpieran tratamientos. Se estima que, a nivel global, la reducción en el diagnóstico de cáncer de riñón en 2020 fue cercana al 30% y se desconoce con precisión el agravamiento de los cuadros a causa de la demora de los tratamientos”, afirmó Matías Chacón, oncólogo y jefe de Oncología Clínica del Instituto Alexander Fleming.
“Ser varón, tener más de 60 años y estar en tratamiento de diálisis, ser afrodescendiente o tener antecedentes familiares de esta enfermedad incrementa las posibilidades de desarrollar un cáncer de riñón”, advirtió el oncólogo. Además, señaló que también contribuyen el tabaquismo, el exceso de peso y la hipertensión. “Sin embargo, es una enfermedad muy prevalente, que se puede dar más allá de estas consideraciones y que, detectada a tiempo, ofrece un mejor pronóstico de tratamiento”, precisó.
En aproximadamente el 60% de los casos, el cáncer renal se detecta incidentalmente, mediante estudios que se realizan para otras condiciones, como por ejemplo ecografías abdominales o exámenes de orina de rutina en los que se refleja la presencia de un número elevado de glóbulos rojos. “Eso nos permite, en muchos casos, detectar el cáncer tempranamente, aunque sea en forma accidental. Sin embargo, este tipo de estudios de rutina también sufrió importantes interrupciones a causa de la pandemia: por ejemplo, a nivel mundial se observó una reducción del 50% en la realización de estudios por imágenes. Todo esto contribuyó a una disminución en la detección temprana de los casos”, insistió Chacón, que fue presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) y es presidente honorario y cofundador de VICARE.
Aquellos tumores renales que, por distintos motivos, no son diagnosticados en estadios iniciales se suelen sospechar a partir de algunos síntomas como la presencia visible de sangre en la orina, también por dolor, fiebre, pérdida de peso, anemia o la autopalpación de algún bulto. De todos modos, advirtió el especialista, estos signos no se dan en estados iniciales, lo que hace que los diagnósticos a partir de sintomatología tiendan a llegar en etapas avanzadas de la enfermedad.
Con relación al acceso a los tratamientos en el país, Claudia Miranda, paciente con cáncer renal y presidenta de VICARE (red con más de 80 organizaciones de personas vinculadas a la problemática del cáncer a nivel nacional), sostuvo que siempre fue “conflictivo” y remarcó que la situación general se ve agravada por la pandemia: “El acceso a los tratamientos en la Argentina es muy complicado con las prepagas, las obras sociales o con el Estado. Cuando finalmente resolvemos el tema burocrático, muchas veces la medicación está en falta o ya no sirve porque la enfermedad avanzó y se necesita otro tipo de tratamiento. Esto se profundizó con la pandemia”, denunció.
A su vez, explicó que, pese a que generalmente se detecta en forma accidental (mediante estudios por otras condiciones), aquellas personas con antecedentes familiares de esta enfermedad deben consultar con su médico y realizarse controles periódicos. En el país, se diagnostican alrededor de 5 mil casos por año, lo que ubica a la Argentina en el quinto lugar en incidencia detrás de los tumores de mama, colon, próstata y pulmón.
Fuente: TN/Con Bienestar