El santafesino Manuel Mirosnik radicado en Israel hace más de 30 años cuenta en conversaciones con el periodista de Radio Eme Mario Galoppo como transita la emergencia bélica desatada desde que Hamas incursionó y atacó despiadadamente regiones del sur limítrofes con Palestina.
Vive en Rejovot, una ciudad del Distrito Central de Israel a 20 km al sur de Tel Aviv, con algo más de 110.000 habitantes.
El nombre de la ciudad es derivado de una ciudad bíblica del mismo nombre situada en otra localización en el desierto del Negev.
Entre otras cosas conocida porque allí funciona el Instituto Weizmann de Ciencias y por su alto estándar de vida, siendo la ciudad con la mejor calidad de vida entre las 14 más grandes de Israel.
Desde allí, Mirosnik cuenta su experiencia de atravesar la incertidumbre propia de un conflicto que escaló de manera impensada, cuando milicianos terroristas cruzaron la frontera sembrando muerte y secuestrando a decenas de israelíes y varios argentinos también.
Contó esta mañana “hace 10 minutos hubo sirenas indicativas de que vuelas cohetes, pero tenemos la cúpula de hierro que interceptan los explosivos en el aire. Igual debemos esperar unos 5 minutos después de las explosiones para evitar las esquirlas que vienen del encuentro del misil con la cúpula”, comenta Manuel.
Agrega “desde el retorno de las hostilidades no cayeron misiles en Rejovot, tampoco en Rishon Letzion donde vivía”, aclara Mirosnik para dejar tranquilo a familiares y amigos.
Cuenta que, al detectarse los cohetes lanzados desde la franja de Gaza, son advertidos mediante sirenas urbanas distribuidas en toda la ciudad pero además con mensajes a los teléfonos celulares.
“En nuestros aparatos recibidos los mensajes con el “estado crítico en color rojo” y el tiempo que tenemos para correr a refugiarnos. Aquí las viviendas tienen preparadas una habitación especial para resistir estas situaciones”, cuenta el santafesino.
“En la emergencia de hoy tuvimos un minuto y medio para ingresar a los refugios”, narró Mirosnik quien dejó su mensaje de esperanza. “Esperemos que mejore la situación para poder retornar a la normalidad”.
Finalmente, utilizando la ironía y el humor en medio del drama, Mirosnik dice “lo que sucede es que, si me dejo de preocupar por esto, me empezaré a preocupar por lo que ocurre en el Barrio Centenario, a propósito de su devoción por Colón de Santa Fe.