Un ratón sería el “chupacabras”

Desde hace décadas hay productores que se sorprenden por las mutilaciones que sufren las vacas, novillos y terneros muertos. Al momento de buscar una explicación, la fantasía se desborda y aparecen extraterrestres y la leyenda del “chupacabras”.

Desde el área de Sanidad Animal del Senasa, explicaron que lo más probable —no se estudió este caso en forma concreta—, en cambio, es que las vacas hayan muerto por el frío, por la falta de pasto —típica del invierno— o por enfermedades que afectan al ganado (neumonía y carbunclo, entre otras); y los restos son “carancheados” por la fauna que se alimenta de animales muertos, como el ratón hocicudo rojizo, los zorros y algunas aves carroñeras.

Hace unos años, la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNL hizo un estudio que confirmaba que el hocicudo rojizo era el responsable de lo que se definían como extrañas mutilaciones en animales muertos. La explicación es sencilla, el ratón y otros animales que comen carroña, suelen empezar por las partes blandas de los restos, como la boca, la zona genital, las ubres y el ano.

El ratón que sería responsable de las mutilaciones

Ayer a la tarde, en un viaje por el norte de Santa Fe, el veterinario Pablo Siroski (doctor en Ciencias Veterinarias e integrante del Proyecto Yacaré) grabó este video que muestra como un grupo de perros se alimenta de un animal muerto y comienza —justamente— por las partes blandas.

En el invierno de 2002, cuando los casos de “mutilaciones” en vacas muertas se acumulaban en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, un estudio conjunto de investigadores del Senasa, el INTA y la Universidad Nacional del Centro (de Tandil) concluyó que el ratón hocicudo rojizo, en conjunto con zorros y aves, era el que se había comido las partes blandas de los restos.

La prueba que encontraron, después de estudiar 30 casos, fue la materia fecal del ratón y los zorros junto a los cadáveres de las vacas muertas (también coincidió el tipo de mordida en las heridas). Los investigadores también mostraron la voracidad de este ratón, que en menos de tres minutos se comió un trozo de lengua de vaca.