El mundo mira: el Senado decide si el aborto será legal

El proyecto llega en el marco de un inédito debate nacional. Pero previo a la sesión habrá que definir qué propuesta se trata.

El mundo está mirando. El 8 de agosto llegó y el Senado Nacional decidirá si en la Argentina el aborto será legal y garantizado por el Estado o continuará en la clandestinidad. Los números oficiales que dio el ministro de Salud Adolfo Rubinstein las dos veces que expuso ante los legisladores dicen que por año en el país se hacen 354.627 abortos. Equivalen a 41 por hora, casi uno por minuto. El aborto es la principal causa de muerte materna. Desde la vuelta de la democracia más de tres mil mujeres perdieron la vida por hacerlo en condiciones inseguras. En 2017 fueron 43. En lo que va del año, y en pleno debate de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), se sumaron tres víctimas. La última fue el domingo en Santiago del Estado: Liliana Herrera, 22 años, dos hijos. Los tres senadores de esa provincia anunciaron que votarán en contra. De los tres santafesinos, sólo la peronista Marilín Sacnún apoyará la ley.

En los últimos 60 años el aborto fue legalizado en más de 30 países. Todos forman parte de las naciones con sistemas de salud más desarrollados y en ninguno aumentaron las interrupciones por la despenalización. El debate de la legislatura argentina irradia en toda la región. Las mujeres de Latinoamérica y de más de 30 países del resto del mundo se organizan para hacer vigilia y seguir el debate en vivo. Actualmente sólo dos países latinoamericanos tienen aborto legal, Cuba desde 1965 y Uruguay desde 2012. Se suma la Ciudad de México. El Salvador, Nicaragua y República Dominicana están entre los únicos cinco países del mundo que lo prohíben bajo cualquier circunstancia y penan con la cárcel a mujeres, personas gestantes y a quien realice o facilite la realización de un aborto. El resto lo despenaliza por diferentes causales y en distintas semanas de gestación.

El proyecto ley de IVE llega a la Cámara alta con la media sanción de Diputados de 129 votos a favor y 125 en contra. Llega también con un debate y un nivel de movilización popular inéditos desde la vuelta de la democracia. Las dirigentes históricas recuerdan un contexto similar al de ley de divorcio, pero coinciden en que la presencia de las mujeres en las calles muestra un escenario nuevo en la Argentina. El movimiento feminista llegó para quedarse y el aborto es el reclamo urgente y más visible que tiene como trasfondo el lugar de las mujeres. El movimiento se gesta desde hace 30 años en las ediciones del Encuentro nacional de Mujeres (ENM). Con el Ni Una Menos de 2015 sumó a las adolescentes y jóvenes. Y en la luz verde del presidente Mauricio Macri para el tratamiento legislativo encontró el resquicio para hacerse ver. El pañuelo verde nació hace 13 años con la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito y unió generaciones. Es la evidencia de que 2018 quedará en la historia como el año en que la discusión sobre el aborto salió del clóset. En las casas, en los trabajos, en las redes sociales, en las escuelas y en los medios no se habla de otra cosa. Se habla como problema de salud pública pero también como la bandera de la autonomía a decidir sobre el cuerpo. El debate en el Congreso Nacional también fue inédito. Durante cinco meses 770 especialistas y referentes pasaron por las comisiones tanto de Diputados como de Senadores para hablar a favor y en contra. Las transmisiones en vivo fueron seguidas por miles de personas a través del canal de Youtube y en los alrededores del Congreso con los ciclos conocidos como Martes Verdes.

El principal cambio en relación con la legislación actual que plantea la ley que tuvo media sanción en Diputados es que la Argentina deje el modelo de despenalización por causales de violación y riesgo de salud vigente desde 1921 y pase a la legalización por voluntad de la mujer o persona gestante. El texto dice que el aborto será legal hasta la semana 14 de embarazo inclusive. Será garantizado en un plazo de 5 días en la salud pública y privada a través de consejerías integradas por profesionales que trabajarán con un enfoque médico, social y psicológico. Después de ese período de gestación será un derecho en casos de violación, riesgo de salud o malformaciones fetales incompatibles con la vida afuera del útero.

Antes de empezar el debate en el recinto, los senadores deberán definir qué proyecto votarán. Las opciones son el de la Cámara baja, el que consensuaron la semana pasada un grupo de senadores para sumar voluntades y que añade modificaciones al original, o alguno de los presentados a último momento, como el del senador rafaelino Omar Perotti. Ninguno llega al recinto con dictamen de comisión ni con mayoría para ser aprobado. Lo mismo pasó en 2010 con el proyecto de matrimonio igualitario: no tenía dictamen ni los votos y finalmente salió.

El lunes la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito anunció que a la sesión de Senadores llegarán entre 2 y 3 millones de personas de todo el país para apoyar el proyecto. Es el doble o el triple que en la media sanción. La caravana desde Rosario triplica los números de la votación de Diputados. Son 110 colectivos con más de 7 mil personas. Desde la organización de la movilización a favor remarcaron que el gobierno de la ciudad de Buenos Aires dio menos espacio y peores condiciones de seguridad. El anuncio muestra un escenario más hostil de parte de la legislatura. En Diputados los representantes de la Cámara garantizaron la seguridad y la cobertura periodística. La organización en el Senado depende de la vicepresidenta Gabriela Michetti, una de las principales opositoras a la ley. Hubo restricción en las acreditaciones, quedando afuera muchos de los medios feministas y autogestivos. Para entrar al edificio revisaron las carteras y sacaron los pañuelos verdes. En el debate en comisiones de senadores no se dejaba ni siquiera festejar las exposiciones.

La semana previa a la llegada al recinto fue agitada. El contador da 37 votos en contra y 31 a favor en una escalada de presiones de la Iglesia y sectores antiabortistas. El domingo la senadora de Río Negro Silvina García Larraburu publicó una foto de la virgen en su Instagram y anunció que votará en contra por convicciones íntimas, rompiendo con el voto unificado del bloque Unidad Ciudadana. Es la presidenta de la comisión de ciencia del Senado. Los argumentos científicos, estadísticos, médicos y sociales que se escucharon en el Congreso le pasaron por el costado: dijo que el reclamo del aborto legal es una moda financiada por el extranjero y que las pobres no abortan. Mientras hablaba en radio Mitre, Liliana Herrera moría en Santiago del Estero por un aborto clandestino.

En La Pampa un cura dijo en una FM que cuando las mujeres son violadas la reacción del cuerpo hace un shock tan grande que es imposible que quede embarazada. Aclaró que pasaba en los casos de violación violenta como si existieran violaciones buenas y malas. Como si la violación dentro del matrimonio o cualquier abuso sexual no fuesen violentos. Otro cura criticó a la escritora Claudia Piñero en Twitter por hablarle a los senadores radicales cuando no es senadora ni radical. “Zapatero a sus zapatos”, dijo el sacerdote que forma parte de una corporación de hombres que no gesta, elige el celibato, no forma familia y da consejos sobre cómo hacerlo.

El domingo por la noche mujeres de todo el país empezaron a contar en las redes sociales experiencias de aborto en la clandestinidad bajo el hashtag #YoAborté. En dos horas fue tendencia en Argentina y Latinoamérica con más de 100 mil tuits. En Bahía Blanca el lunes a la noche la Policía detuvo a cinco chicas que hacían una pintada a favor. El juez dispuso que quedaran toda la noche bajo arresto y recién fueron liberadas a la mañana siguiente en medio de una manifestación frente a la comisaría. Mientras recuperaban la libertad, llegaba desde Mendoza la noticia de que una mujer estaba internada por un aborto clandestino. Tiene 34 años, cinco hijos y una infección generalizada muy grave.

El martes Clarín publicó una nota en la que decía que “los verdes” daban pelea pero había signos de resignación. Citaba a un senador de Cambiemos que no integra ninguna de las organizaciones que impulsa el proyecto. Desde la Campaña sostienen que el poder estará en la calle y que el aborto tarde o temprano será ley. La edición salió el mismo día que el New York Times publicó una contratapa verde dedicada a Argentina. La palabra “adiós” aparecía grande acompañada de una percha, símbolo de una de las técnicas inseguras que usan las mujeres para abortar. En letras chicas el diario agregó: “Las complicaciones por abortos inseguros son la principal causa de muerte materna en la Argentina. El 8 de agosto los senadores pueden cambiar esto si aprueban el proyecto de despenalización. El mundo está mirando”.

Presas por pintar

Las cinco activistas del Frente Feminista Nacional y Popular de Bahía Blanca terminaron la pintada y se sacaron una foto. Sobre la pared del terreno baldío quedó estampada la frase “Aborto legal es justicia social”, un mensaje de cara al debate. Segundos después aparecieron dos patrulleros y una camioneta policial.

“Nos demoraron por una contravención y nos dijeron que íbamos a salir enseguida”, contó al portal Cosecha Roja Maggie Itten, una de las activistas. El juez en lo correccional Gabriel Rojas consideró que se trataba de un delito de daños y se declaró incompetente. Maggie, Sofía Franeff, Samira Hammer, Micaela Troncoso y Florencia Fuentes pasaron toda la noche del lunes en un calabozo a cielo abierto. “Por suerte afuera había gente acompañándonos, nos llevaron frazadas y abrigos”, dijo Maggie.

Junto a las chicas también había un varón. Los policías sólo las detuvieron a ellas, como una forma de disciplinamiento al movimiento feminista de cara al debate histórico en el Congreso. “Demuestra además una clara selectividad en contra de las mujeres en la lucha por el derecho al aborto legal”, denunciaron desde la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Un mensaje internacional

Amnistía Internacional publicó un aviso de página completa en la contratapa de la versión internacional de The New York Times, que lució este martes toda verde en los 134 países en los que circula el diario, para reclamar que el Senado argentino apruebe la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Un “Adiós” acompaña la imagen de una percha en representación de los abortos clandestinos y un pequeño texto advierte a los senadores que “el mundo está mirando”.

“Las complicaciones derivadas de los abortos inseguros son la mayor causa de muerte materna en la Argentina. El 8 de agosto, los senadores argentinos pueden elegir cambiar esto si votan una ley para despenalizar el aborto”, dice la contratapa en inglés y cierra con la etiqueta #AbortoLegalYa.

Erika Guevara-Rosas, directora de Amnistía Internacional para las Américas, explicó a través de un comunicado que buscaron “enviar un mensaje a los senadores de Argentina: el mundo los está mirando”. “Está observando para ver si votarán en favor de las mujeres y para poner fin al grave sufrimiento causado por la criminalización del aborto”, dijo.