El consumo arrancó el año con caída de dos cifras y el 2019 cerrará 2,4% abajo

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Las tasas altas y el efecto de la inflación en los bolsillos impactaron fuerte.

En concreto, FC -la consultora dirigida por Martín Redrado- prevé una caída de 5,8% del consumo para el primer semestre. Pero eso no es todo: si bien en la segunda parte del año habrá un rebote parcial de algunos componentes de la masa salarial, el total del año registrará una contracción de 2,4% en el consumo y de 1,2% en el masivo (y espera que el de durables muestre un peor desempeño).

La importancia relativa del consumo sobre la actividad es conocida. Según los datos del Indec, durante el 2018 significó el 74,2% del PBI. En ese sentido, el optimismo oficial que prevé una contracción de apenas 0,9% para el 2019 explica en buena forma la diferencia entre las proyecciones del Gobierno de una variación nula de la actividad y las privadas, que oscilan entre 1% y 2,5% en los escenarios más optimistas de las consultoras.

Tal como mostró el organismo oficial, enero arrancó con datos pésimos. Y si se miran los no oficiales, el panorama no es más alentador. Según el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala (ITE-FGA) el consumo cayó 10,2% interanual en febrero y 1,2% en la comparación contra enero. El indicador mira variables de consumo minorista, de bienes durables, de recaudación de IVA y de dinámica del crédito, entre otros.

Por su parte, la consultora ACM observó los datos de enero publicados ayer por el Indec y no fue optimista respecto a lo que viene: “En los meses próximos las altas tasas de interés junto con los malos resultados en materia inflación y la caída del salario real que esto implica, esperamos que las ventas minoristas sigan mostrando variaciones interanuales negativas muy pronunciadas. En particular creemos que se observará una mayor caída en las ventas de bienes durables, dado que son aquellos bienes que requieren de financiamiento para su consumo”.

Desde FC realizaron un ejercicio de largo plazo, bajo la premisa de un salario y un empleo cayendo con fuerza en el primer semestre (la tasa de desempleo ascendería al 10,5%, implicando 200.000 nuevos desocupados). Con unos perceptores de la seguridad social percibiendo alguna recuperación parcial hacia fines de año pero sin demasiado impacto en el consumo e incluso con una caída anual del poder adquisitivo de las jubilaciones, promedio anual, de 2,1%. Y unos empleados públicos sufriendo una contracción importante de su salario, en línea con el ajuste fiscal que encara el Gobierno.

“En el promedio del año la masa salarial total verificaría una baja interanual del 1,7%. Los asalariados públicos serán los que más perderán (7,6%), en línea con la reducción del gasto primario en términos reales. Por su parte, los asalariados privados verificarían una contracción de la masa salarial del 1,5%, mientras los que reciben ingresos de la seguridad social quedarán prácticamente empardados con la inflación (caída de 0,4%)”, afirmaron.