Se cumplen tres meses sin Diego Román

Un 3 de julio Diego Roman salía de la escuela de bario Mocoví. Acompañado de amigos se fue a una canchita de fútbol donde jugó unos minutos. Desde ahí no se lo volvió a ver mas. Se realizó la denuncia de paradero y la búsqueda desesperada en la que participaron varios vecinos de la ciudad.

El 4 de julio se montó un operativo con fuerzas de seguridad, municipio bomberos, perros, vecinos, club de fútbol donde jugaba el menor. La peor noticia llegó pasada las 22 cuando se lo encontró en un campo ubicado en el extremo norte de Recreo y a pocos metros de la cancha de fútbol donde fue visto por última vez.

Pascual Pimpinella, jefe del Cuerpo Médico del Poder Judicial santafesino fue quien realizó la primera autopsia y quien informó alarmado con lo que se encontró.

Pimpinella dijo que las marcas de las heridas que fueron observadas en el cadáver durante la autopsia revelaron que hubo castigo físico violento contra el menor, o sea, aplicación de flagelamiento o torturas, además de tener heridas de arma blanca en todo el cuerpo y algunos cortes que son compatibles con el intento de descuartizamiento al que fue sometido el cadáver, como el cercenamiento de los genitales.

A fines del mes de julio realizaron la exhumación de los restos de Diego para llevarlos a Buenos Aires. Más de 30 días se demoró en realizar el traslado a Capital Federal lo que molestó a los familiares del pequeño.

Finalmente el 23 de septiembre se le hizo la nueva autopsia al cuerpo donde se aguardan para fines de octubre los resultados.

Familiares y toda una ciudad espera respuestas de la justicia en un caso que conmocionó a todo un país.

Hasta el momento no se demostró tener pruebas contundentes de que pasó la tarde del 3 de julio con Diego. Si fue un asesinato en el que participaron una o varias personas o si fue una jauría de perros que lo atacaron hasta matarlo, hipótesis que se manejó pero que no cobró fuerza.

Los investigadores no han sabido dar respuestas a una ciudad que reclama con un profundo dolor.