Charly García cerró el año en el Luna Park con “La Torre de Tesla”

Bajo el título “La Torre de Tesla: Una analogía de la utopía”, el concierto comenzó en un nivel muy alto con “No llores por mí, Argentina”

Charly García protagonizó anoche una nueva función del espectáculo “La Torre de Tesla”, en el Luna Park, con el que retomó las actuaciones en público en febrero de 2018. En este último show del año, de solo 55 minutos de música y la breve e improvisada versión de “Desarma y sangra”, como único bis, pareciera haber dejado en el ambiente un clima de satisfacción musical, la genialidad de la obra de Charly.

Bajo el título “La Torre de Tesla: Una analogía de la utopía”, el concierto comenzó en un nivel muy alto con “No llores por mí, Argentina”, tal vez una prueba de las certeras que pueden resultar las palabras de García en distintos momentos de nuestra historia. La imágenes de fondo que combinaban escenas de la película “Gothic” con escenas de la Guerra de Malvinas, dejaron su paso al famoso segundo gol de Diego Maradona a los ingleses mientras se sucedía “Yendo de la cama al living”, el segundo tema del show.

A partir de allí, Charly optó por combinar canciones de su etapa Say No More, con algunos clásicos de su época de oro, como “Cerca de la revolución’; “Parte de la religión”, con un final que recordó a “On Broadway”, de George Benson; y “Canción del 2 por 3”. Intercaladas sonaron “In the city that never sleeps”, a la que presentó como “una canción que compuse hace poco”, aunque tenga más de diez años; “King Kong’; la celebrada “Asesíname’; y “El aguante”.

También hubo algunas piezas de “Random”, su más reciente trabajo, como “Rivalidad”, “Otro” y “Lluvia”, en donde ironizó sobre su famosa zambullida a una piscina desde un noveno piso al expresar: “Todos somos iguales ante la ley. ¡Sí! ¡Ante la ley de gravedad!”.

Para el final del concierto, Charly se reservó “Rezo por vos” y “Demoliendo hoteles”, en dos vibrantes interpretaciones que parecían vaticinar una bisagra en el show entre una parte correcta y previsible, y otra con sorpresivos clásicos memorables y una banda desplegando su capacidad al máximo.