Tomás Felipe Carlovich: “El jugador de la cuarentena”

Un mes sin el Trinche Carlovich, “el mejor futbolista desconocido del mundo”. 


Cuando el fútbol de todo el planeta solo tenía como tema lo gremial, el futuro de clubes, equipos, jugadores, torneos, asociaciones, todos enfermos en su economía por el efecto coronavirus; apareció el jugador de la cuarentena, el que nos hizo volver a hablar de la pelota, del espectáculo, de la magia del juego, “su juego”, el que tenía luz propia, un sol  rosarino capaz de generar un amanecer en horarios nocturnos.

“Esta noche juega el Trinche”, la frase que iba de boca en boca, de barrio en barrio, de taxi en taxi a modo de comunicación de un entusiasmo que se contagiaba para ir a verlo en acción al que rompía todos los moldes de un fútbol cada vez más estricto.

Su trágica salida de “la gran cancha de la vida” lo terminó de proyectar como el rey de un fútbol de potrero, ahí sí que paso todos los limites de cualquier jugador, “a caso a que jugador de potrero la FIFA lo despide con una mensaje de su presidente”.

La leyenda viviente si hizo más leyenda al hacerse invisible, es mejor pensarlo así, “esta pero no lo vemos”.

En tiempos de cuarentena jugó fuerte durante días en la mente de los que lo conocían y lo lamentaban a más no poder recordando sus hazañas; jugó en la curiosidad de los que alguna vez escucharon hablar de él pero querían saber más; y jugó en mentes que lo desconocían en absoluto, que no lo registraban pero se decía tanto de ese fenómeno que salieron a buscarlo por todos los rincones de internet y archivos posibles para saber por qué se mencionaba que era mejor que el mismísimo Diego Armando Maradona. Para muchos era tal cual tituló el diario el país de España: “El mejor futbolista desconocido del mundo”.

El Trinche ya invisible jugó “partidazos” y conquistó al mundo, llegó a rincones a los que nunca quiso ir porque siempre decía “jugué donde quería y con quien quería”, esa era la respuesta para los que le preguntaban por qué no llegó tan lejos si su fútbol o sus habilidades eran tan enormes y maravillosas. Menotti fue muy claro al respecto “le gustaba más jugar al fútbol que ser profesional”.

Nunca le importó el dinero, Diego Maradona lo describió a la perfección en su frase de despedida, “con tu humildad nos bailaste a todos”. “No jugó en primera porque él no quiso jugar en primera”, asegura el colorado Killer. Muchos señalan que a Carlovich  le tocó una época donde los preparadores físicos llegaron para hacer su revolución y el Trinche era un artista que no necesitaba correr para buscar la pelota, no hacía falta, porque siempre la tenía él y cuando no la tenía la pelota lo buscaba a él, sus compañeros se la daban todas las veces que podían.

El Trinche invisible goleó y rompió todas las redes sociales, donde muchos descubrieron historias que parecían cuentos:

-Un árbitro lo expulsó y ante el pedido de la gente que quería verlo jugar insólitamente corrigió su fallo y volvió a la cancha.

-En ocasión de un partido que jugaba contra Los Andes en Buenos Aires olvido el DNI y fue la comisión del club rival la que pidió firmando un acta que le permitieran jugar igual por el solo hecho de no decepcionar al público que pagó la entrada para verlo, (no importaba el resultado, importaba el espectáculo del mago).

-”Pelé se negó a que jugara con él en el Cosmos, para evitar una sombra que le quite luz”, dicen que dicen.

-El barrio Belgrano de Rosario tenía un equipo invencible que jugaba todos los torneos de la ciudad y la zona, se llamaba en ocasiones “Graciela” el nombre de un Supermercado que los bancaba, y en otras oportunidades se denominaban “Brasil”,  la gente cuando se enteraba que iba el equipo del Trinche  iba de pueblo en pueblo para verlo, “lo esperaban como cada vez que llegaba un circo”.

-Un compañero de equipo dijo que durante años nunca vio que un rival le quitara una pelota a Carlovich.

– “Un día de lluvia con el campo de juego inundado llevaba la pelota por el aire, no la dejaba caer” relató un amigo cerca del fuego de un asador.

Los relatos de los afortunados que lo vieron en acción forman parte de una enciclopedia  de historias interminables que muchos imaginamos con esa picara  dosis de exageración y tonalidades de cuentos, pero cómo no dar crédito y medir con la misma vara a testimonios de personalidades resonantes y crónicas periodísticas que forman parte de respaldos reales y concretos.

Es una gran verdad que en 1974 en un amistoso previo al mundial de Alemania, la Selección de Rosario bailó a la Selección Argentina (le ganó 3 a 1) y que en el entretiempo con el resultado 3 a 0 un dirigente de AFA fue al vestuario y pidió: “levanten el pie del acelerador esto es un papelón”. El Trinche era el señalado por eso evitaron que salga a jugar el segundo tiempo. ¿Y sino porque lo sacaron? pregunta para los incrédulos.

Carlovich dejó allí patentada su jugada del Doble Caño. “Tiró un caño y cuando el defensor se dio vuelta le tiró otro”, cuentan. Esa noche contra la Selección Nacional la cancha se venía abajo ante tanto talento. No hay registros televisivos, algunos sospechan que fueron destruidos con el fin de ocultar la humillación. Increíblemente ni Canal 3 y Canal 5 de Rosario cuentan con filmaciones de esa obra de arte, nadie sabe explicar qué pasó con esos archivos.

Quique Wolff jugaba para la Selección Argentina y reconoció: “nos comimos un baile, seguramente Carlovich aprovechó la oportunidad para demostrarle a todos lo bien que jugaba al fútbol”. El mono Oberti contó que “le salieron todas esa noche”.

Pero al margen de ese partido especial hay más, mucho más de importantes referente que argumentan  lo grandioso del mejor futbolista desconocido del mundo.

Cesar Luis Menotti en una entrevista habló sobre su juego y se le ocurrió decir que “la pelota lo llevaba a Carlovich”.

“Símbolo de un fútbol romántico que ya prácticamente no existe” describe Jorge Valdano.

El “Cai” Aimar se animó a decir que Carlovich hacia movimientos que iban en contra de la ley de gravedad.

El respetado y siempre medido José Néstor Pekerman distingue su elegancia y cuenta que se hacía tiempo para ir a verlo jugar, “fue uno de los mejores que yo he visto”. Pekerman lo firma con la exitosa autoridad de haber visto a miles de futbolistas a la largo de su vida, desde los más pequeños a los más grandes.

Marcelo Bielsa no se lo perdía, durante 4 años fue a verlo cada vez que jugaba en Central Córdoba.

Un documento periodístico certifica que jugando en Mendoza integró un equipo que le cortó un largo invicto al Milan de Italia que estaba de gira. Carlovich era suplente, entró en el segundo tiempo y dio vuelta el resultado.

Declaraciones del Trinche según transcribió el diario Los Andes: “Hice lo que me gusta: tocar, meter caños, tirar túneles, como a mí me gusta. Se podía jugar paradito, hacer correr la pelota, así lo dimos vuelta. Me sentí muy bien, satisfecho por la victoria y de quedar en la historia de esta gran institución”. Años más tarde también recordó: “No hice goles en ese partido pero me divertí un poco”.

Un periodista mendocino que lo recuerda dice que el diario Los Andes aumentó increíblemente su tirada los días lunes después de cada domingo de fútbol donde jugaba “el gitano” así también le decían o “Rey”, dos apodos que le quedaban muy bien al fenómeno que llenaba las canchas al pie de la cordillera y fue campeón con Independiente.

Maradona dos veces dejó en claro que Carlovich  era el mejor, primero cuando llegó a Newell´s como jugador en 1993, en una conferencia de prensa corrigió a un periodista que le regalo un elogio y Diego respondió: “el mejor jugador ya vive aquí en Rosario, es un tal Carlovich”  y hace poco en 2020 lo reafirmó cuando le autografió una camiseta al Trinche con una frase que decía “vos fuiste mejor que yo”. Reliquia que el Trinche no se guardó, se la regaló a un amigo, lo que demuestra aun más su forma de ver la vida, si hasta se puede pensar que si el delincuente que lo mató le pedía de buena forma la bicicleta seguramente se la regalaba. (No se quiere decir con esto que Carlovich fue mejor que Maradona, lo verdadero, lo cierto es que quien es reconocido por el mundo como el mejor o uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempo le dio ese lugar al Trinche, se lo dijo a él y a ningún otro).

Al Trinche no le importaban los tesoros, ni las estadísticas, ni siquiera sabe quién y porque le puso Trinche, eso tampoco tiene explicación en su mítica vida, la que compartió humildemente y sencillamente con sus 4 hijos y 7 hermanos con el apellido que su padre trajo de Yugoslavia.

En mayo de 2020 mientras el Trinche invisible  la rompía por todos los rincones del mundo, apareció un insólito registro que evidencia parte de su talento, un video aportado desde Córdoba en un enfrentamiento entre Argentino de Monte Maíz y Lambert por la Liga Regional Beccar Varela. Fue en el año 1988, el Trinche ya tenía 42 años, las imágenes en poco más de 5 minutos nos invitan a cree mucho de todo lo que se dice de él.

Sus mitos crecen, no tienen límites, ya nadie sabe precisar hasta que edad, en cuantos equipos y por donde jugó, hasta se habla de un “No” a River. Se sabe que Central lo dejó libre por ser informal, “fue un disparate dejarlo ir” opina Menotti. En Colón de Santa Fe no pudo lucirse por su lesiones, en Independiente Rivadavia de Mendoza lo adoran y en Central Córdoba de Rosario es prócer, pero tras su partida a la eternidad van apareciendo más equipos y más historias del hombre que “donde pudo y lo dejaron jugar, o cuando quiso y tenía ganas, pareciera que ganó todo”.

Entre tantos escritos dedicados a la leyenda existe uno de españoles que manifiestan que “la realidad nunca pudo competir con la leyenda, todo lo que se ve siempre será mediocre en comparación con lo que podamos imaginamos. Por eso Tomás Felipe EL TRINCHE  Carlovich quedará en la memoria de muchos como el mejor futbolista de todos los tiempos, jugando eternamente para una gran mayoría en las canchas de la imaginación”, pero cuidado, mientras tanto van apareciendo archivos que solventan su real y evidente condición de crack.

Antes de su entierro corporal, porque la leyenda continua, le tiro un doble caño al temible coronavirus, ningún decreto pudo parar su despedida en el estadio Gabino Sosa. Queda claro que lo único que no pudo gambetear fue la muerte.

“Va, en realidad la muerte se cree que no la gambeteo”, porque en verdad ya la superó, la usó para volver a vestirse eternamente como jugador y entrar con la pelota a la cancha de los sueños, donde “si tiene ganas”, cada noche juega el Trinche.

Por Diego Lisandro Sonzogni Mazzaro  (Periodista Corresponsal de Radio EME en Rosario).