Con el estreno confirmado para el próximo 30 de abril, la serie de Netflix basada en la icónica historieta: “El Eternauta” generó una gran expectación en Argentina y el resto del mundo. La obra, que fue escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López, es uno de los íconos más representativos de la historieta del país.
Su influencia se extiende más allá de los cómics, tocando la literatura, la política y la memoria histórica. Además, su historia de ciencia ficción, protagonizada por Juan Salvo, un hombre común que lucha contra una invasión alienígena en Buenos Aires, se convirtió rápidamente en un referente cultural en Argentina.
El impacto de El Eternauta fue inmediato, y a lo largo de las décadas, la obra se consolidó como un clásico no solo de la historieta argentina, sino también mundial. Su relevancia se extiende más allá de los cómics de ciencia ficción.
Secuestro y final de Oesterheld
En el contexto de la última dictadura argentina (1976-1983), la figura de Héctor Germán Oesterheld fue vista por el régimen como una amenaza debido a su militancia en Montoneros y su trabajo en los medios de comunicación. El 27 de abril de 1977, Oesterheld fue secuestrado por un grupo de tareas en La Plata.
Durante su cautiverio, fue llevado a diversos centros clandestinos de detención, como Campo de Mayo, El Vesubio y El Sheraton. Su captura, se debió a su apoyo a la resistencia política contra la dictadura. Oesterheld nunca recuperó su libertad, y su destino fue trágico: se cree que fue asesinado en 1978, aunque el paradero de su cuerpo nunca fue confirmado.
El secuestro de Oesterheld no fue el único sufrimiento de la familia. Las cuatro hijas del escritor —Estela, Diana, Beatriz y Marina— fueron también secuestradas y asesinadas por el régimen militar.
Historieta censurada
Durante la dictadura, El Eternauta fue censurada, y su circulación fue detenida debido a su contenido político implícito. Con el paso de los años, los derechos de la obra se convirtieron en un tema de disputa legal.
A lo largo de las décadas, los herederos de Oesterheld y Francisco Solano López tuvieron que enfrentar conflictos legales con editores que reclamaban la propiedad de la obra.
En 2018, después de años de luchas legales, la Corte Suprema de Justicia de Argentina reconoció a los herederos como los legítimos dueños de los derechos de El Eternauta, lo que permitió que la obra volviera a ser publicada y reeditada bajo su control.